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Lugar: Buenos Aires, Argentina

Dedicado a los luchadores en la guerra civil española y en la postguerra en defensa de un mundo mejor, aquellos que defendieron un gobierno legítimamente constituído. A través de estos tres blog difundiré testimonios que forman parte de nuestra memoria histórica, escritos sobre los derechos humanos en la Argentina , en España, en Latinoamericana, experiencias del exilio y sobre todo aquello en lo que pueda ayudar a través de la palabra escrita en pos de luchar contra el silencio y el olvido que se cierne sobre la sociedad española de hoy. autorizaron a su publicación. Inés García Holgado

jueves, 13 de enero de 2011

Un bando prohibió andar por la izquierda en 1940


09.01.11 - 01:35 - ÁNGEL ESCALERA




No cumplir la norma se castigaba con multas de hasta cinco pesetas. El régimen no solo vigilaba las calles: también sancionaba a quienes lucían en la playa un traje de baño considerado indecente

Hombres y mujeres no podían mezclarse en las playas ni llevar bañadores pequeñosAl franquismo la izquierda no le gustaba ni para andar por las calles. Dentro de las medidas que fijó para endurecer el orden y controlar la moral, decretó la obligatoriedad de que los peatones caminasen por la parte derecha de la acera. Un bando del Ayuntamiento de Málaga, emitido el 12 de abril de 1940, establecía esa norma. Los infractores se arriesgaban, en caso de ser cogidos, a multas de hasta cinco pesetas. Los guardias municipales se encargaban de vigilar el cumplimiento del bando y de imponer las sanciones a los transeúntes que fuesen por la izquierda.

Según se indica en la edición de SUR del 18 abril de 1940, en cinco días se pusieron sanciones por valor de casi 3.000 pesetas. Los agentes del orden, talonario en mano, se acercaban a los viandantes que vulneraban el bando y les hacían pagar el importe correspondiente por su desobediencia. Los hombres eran más reacios que las mujeres a caminar siempre por la derecha.

Se produjeron infinidad de anécdotas, desde el individuo que salía corriendo para no abonar la multa cuando el policía le sorprendía infringiendo la norma hasta los que discutían y porfiaban con la finalidad de que se les perdonase la sanción. Valga el siguiente testimonio de un guardia municipal de la época para saber qué les sucedía a los que hacían caso omiso de la obligatoriedad de ir por la derecha de la acera. «El otro día tuve que llevar a la Aduana a un señor que se empeñó en pasar por la calle de Larios por su mano izquierda. Armó tal escándalo que la gente se arremolinó y, al final, tuvo que pagar el máximo de multa: cinco pesetas».

Control de los bañistas

No solo se vigilaba la circulación por las calles, las playas también se sometieron a un marcaje exhaustivo. En junio de 1940, el entonces gobernador civil de la provincia, José Luis de Arrese, mandó a los alcaldes de los municipios costeros que velasen por el cumplimiento de una orden sobre la moral y el decoro que tenían que seguir los bañistas. De ese modo, hombres y mujeres debían estar en zonas separadas de la playa. Asimismo, se prohibió que las féminas usasen bañadores masculinos. En el caso de los hombres, no estaba permitido el traje de baño que era solo un pantalón.

Otro punto de la orden gubernamental impedía que las personas salieran de la zona habilitada para el baño en bañador o en albornoz. Tampoco se autorizaba que para tomar el sol se luciese un traje de baño más pequeño que el empleado para meterse en el mar.

Los alcaldes contaban con potestad para fijar multas que oscilaban entre las 10 y las 500 pesetas a los bañistas que se saltaban las normas. Además de tener que pagar la sanción, el nombre de los infractores se publicaba en la prensa para que todo el mundo lo supiese.

El franquismo contó con la ayuda de la Iglesia católica en las cuestiones relacionadas con la moral. Se trataba de controlar tanto la vida pública como la privada de la población. Los malagueños díscolos ya sabían a qué se atenían: a la multa y a ser señalados con el dedo inflexible de la censura.

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