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Lugar: Buenos Aires, Argentina

Dedicado a los luchadores en la guerra civil española y en la postguerra en defensa de un mundo mejor, aquellos que defendieron un gobierno legítimamente constituído. A través de estos tres blog difundiré testimonios que forman parte de nuestra memoria histórica, escritos sobre los derechos humanos en la Argentina , en España, en Latinoamericana, experiencias del exilio y sobre todo aquello en lo que pueda ayudar a través de la palabra escrita en pos de luchar contra el silencio y el olvido que se cierne sobre la sociedad española de hoy. autorizaron a su publicación. Inés García Holgado

lunes, 9 de noviembre de 2009

FERNANDO PIÑUELA ROMERO alcalde de Murcia in memoriam

70 Aniversario


FERNANDO PIÑUELA ROMERO

Alcalde de Murcia


Fusilado el 7 de noviembre de 1939



Si te dijera, amor mío,
que temo a la madrugada,
no sé qué estrellas son éstas
que hieren como amenazas
ni sé qué sangra la luna
al filo de su guadaña…

(Luís Eduardo Aute)



Al alba del siete de noviembre de 1939, un pelotón de la IV División de Navarra fusilaba a quince representantes de la sociedad republicana murciana; entre los abatidos por las balas se encontraban: el gobernador civil, jueces y magistrados, sindicalistas, un médico, un militar, un maestro y un profesor de historia, Fernando Piñuela Romero, alcalde de Murcia. Su delito, según dictaron aquellos militares rebeldes a la bandera que había prometido servir, fue el de “adhesión a la rebelión”.

Hoy hace setenta años.

Tengo ante mí una carta de fecha 10 de mayo de 1939 en la que José María García, guardador de la patrona de Sucina, la Virgen del Rosario, agradece al alcalde la salvación de la imagen de la acción de los incontrolados al comienzo de la guerrea civil. Hay muchas cartas, declaraciones y avales de reconocidos personajes derechistas, que reconocen su decidida intervención para proteger su seguridad y para preservar de los desalmados el rico patrimonio artístico y religioso de Murcia, al constituir la Junta de Protección del Patrimonio Artístico de la ciudad, con sede en la Catedral, salvando así los Salzillos maravillosos que hoy podemos admirar en iglesias y museos.

El 1 de julio de 1939 un consejo de guerra lo condenó a la pena de muerte. De nada sirvió el reconocimiento de su labor liderando un gigantesco movimiento de solidaridad popular, para acoger en una ciudad depauperada por las necesidades de la guerra, a miles de refugiados y huérfanos huyendo de la devastación bélica; de nada valió que el propio Obispo de la Diócesis de Cartagena, Miguel de los Santos, solicitase clemencia al tribunal militar que lo juzgaba –tengo delante su carta fechada en Barcelona el 27 de mayo de 1939 en la que alude a su intervención para salvar a la Virgen de la Fuensanta-; aquella corte marcial desestimó las alegaciones de su defensor, destacando la participación de Fernando Piñuela en el movimiento del coronel Casado, precipitando la derrota del Ejército Republicano desde su cargo de comisario del Ejército del Centro, al final de la contienda. El tribunal que juzgó a alcalde de Murcia y a sus compañeros en aquel infausto III Año Triunfal de 1939, no buscaba hacer justicia sino servir de coartada legal a la venganza de los vencedores.



Fernando Piñuela tiene una calle dedicada en Murcia, pero su memoria –como la de todos los murcianos asesinados por el fascismo-, sigue anónimamente esperando un reconocimiento social e institucional.



Lorca, 7 de noviembre de 2009, para La Verdad de Murcia. director@laverdad.es

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