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Lugar: Buenos Aires, Argentina

Dedicado a los luchadores en la guerra civil española y en la postguerra en defensa de un mundo mejor, aquellos que defendieron un gobierno legítimamente constituído. A través de estos tres blog difundiré testimonios que forman parte de nuestra memoria histórica, escritos sobre los derechos humanos en la Argentina , en España, en Latinoamericana, experiencias del exilio y sobre todo aquello en lo que pueda ayudar a través de la palabra escrita en pos de luchar contra el silencio y el olvido que se cierne sobre la sociedad española de hoy. autorizaron a su publicación. Inés García Holgado

viernes, 5 de marzo de 2010

VUELVEN A CASA DESPUÉS DE 70 AÑOS

Las familias de Alfonso de la Morena y Feliciano Alcalde cumplirán de esta forma «un sueño» al poder enterrar a «los abuelos» en el cementerio de su pueblo natal después de 70 años.

La Tribuna de Ciudad Real/P. Velasco/03-03-2010

Vuelven a casa después de 70 años y con su regreso, las familias de Alfonso de la Morena y Feliciano Alcalde cumplen «un sueño» y realizan ese «reconocimiento público» que sus abuelos se merecían después de «aguantar insultos y muchas mentiras» durante todos estos años. «Los abuelos» fueron detenidos en Aldea del Rey en noviembre de 1939 «por ser sindicalistas» y «ejercer el cargo de concejal» en el Ayuntamiento. Julián de la Morena, uno de los nietos de Alfonso, explica a La Tribuna como, tras pasar unos meses en Almodóvar del Campo, fueron llevados en tren hasta la cárcel de Valdeceneba (Burgos). Allí, su abuelo, que había sido condenado a 30 años de prisión, al igual que Alcalde, falleció el 18 de agosto de 1940.

Hace ocho años, sus familiares, encabezados por Julián de la Morena y Ángel Moya, comenzaron un arduo trabajo de investigación que culminará este domingo, cuando los restos de los dos represaliados descansarán «por fin» en el cementerio de su localidad natal.

El sábado viajarán a Madrid, donde, junto a otras trece familias, podrán recoger los cuerpos identificados de los represaliados después de recuperar sus restos de una fosa común localizada en el pueblo burgalés en 2007 y donde se calcula que había medio centenar de ciudadrealeños. Estos estudios de ADN se han alargado durante un año y medio, pero para De la Morena han merecido la pena, «porque ahora ya no están por ahí perdidos, ya no son desaparecidos».

El domingo, la iglesia parroquial de San Jorge acogerá una misa por los dos abuelos para después trasladar sus restos al cementerio. «Es algo grandioso para la familia, porque toda esa inquietud de estos años culmina con este acto tan emotivo y con poder retornar su cuerpo a la tierra de donde nunca debió salir, para recibir sepultura junto a mi abuela y mis tíos, donde va a permanecer ya para siempre», comenta emocionado Julián de la Morena, quien añade: «Son sus restos y los podemos honrar».

Para las familias, el haber conseguido la identificación de sus abuelos es «todo un acontecimiento después de un trabajo tan costoso, tantos insultos, incluso de pedir que nos calláramos», manifiesta. De la Morena ya consiguió el año pasado otro de los objetivos con los que inició esta dura batalla por recupera el nombre de su abuelo: la declaración de reparación moral por parte del Estado.

De la Morena quiere que su ejemplo sirva para las demás familias. «Se calcula que hay 160.000 ó 170.000 personas enterrada en fosas comunes en medio del campo. Yo les animo a que lo intenten, a que luchan por dar a sus familiares esa dignidad y esa honra que se merecen», dice. También hace un llamamiento a las autoridades, «que son las más perezosas en este asunto, para que dediquen más esfuerzos a su búsqueda».

Los casos de Alfonso y Feliciano no fueron los únicos de la provincia. Junto a ellos, otros seis ciudadrealeños han sido identificados entre los restos encontrados en la fosa común de Valdenoceda. Montiel, Daimiel, Corral, Fuencaliente y Torralba de Calatrava son los otros lugares de procedencia de los represaliados. Sus familiares también podrán recoger este sábado los cuerpos de sus antepasados y llevarlos de nuevo al lugar del que fueron «arrancados» o no. Esa es un paso que, de momento, sólo las familias de Aldea se han atrevido a dar «porque no consiste en abrir las heridas, al contrario, se están cerrando».

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