ENCONTRADO EL VERDUGO BASSANO RESPONSABLE DE UNA DE LAS PEORES MASACRES NAZIS
Encontrado el verdugo de Bassano
Publicado en L’espresso, semanario de La Repubblica, el 24 de julio de 2008, con el título “Ecco il boia di Bassano” (por Paolo Tessadri)
Traducción: Elisa Altinier
Se llama Karl Franz Tausch, tiene 85 años y vive en un chalet en Langen, Austria. Es el responsable de una de las peores masacres nazis: 31 jóvenes ahorcados en los árboles de la avenida principal del pueblo de Bassano del Grappa (Italia), el 26 de septiembre 1944. Él y los demás autores del crimen, alemanes e italianos, nunca han sido juzgados.
Esta imagen quedará en la historia de los exterminios nazis en Italia. Se trata de una foto donde aparecen 31 cadáveres de chicos colgados de los árboles de la larga avenida de Bassano. Uno por cada árbol, con los pies casi tocando el suelo, las manos atadas detrás de la espalda y delante, en el pecho, un cartel: “Bandido”. Los cuerpos fueron dejados ahí durante veinte largas horas para deshonrar y aterrar a la población. Eran italianos los que ahorcaron a otros italianos, bajo el mando del vicecomandante de brigada de las SS, Karl Franz Tausch.
Fue un acto cruel que se consumó en Bassano del Grappa el 26 de septiembre de 1944. Ahora el verdugo vive en un pequeño chalet en Austria, pero es difícil que “el verdugo alemán” -como le llamaba la población italiana- se haya olvidado de esa imagen, 60 años después de la masacre.
Muy probablemente ha convivido con ella, durante su cómoda permanencia en el chalet en medio de la campiña austriaca, en el pueblo de Langen. Hoy se nos presenta como un hombre bajo (mide poco más de un metro y sesenta), tiene un físico afectado por el paso del tiempo, pero sigue pareciendo lúcido y con buen estado de salud.
Cumplirá los ochenta y seis años el 9 de octubre de este año. Nació en 1922 en Olmütz, en República Checa; o sea, procede de la región de Moravia, uno de los territorios ocupados por Hitler en 1939. Su casa actual se sitúa en un lugar apartado del pueblo austriaco; no se puede llegar ahí en coche. Tausch mira con ojos inescrutables y fijos a los periodistas que le han encontrado y mantiene una actitud agresiva. Su tono de voz recuerda el de quien está acostumbrado a imponerse.
Cuando empiezan a sacarle fotos se sorprende; luego intenta evitar la cámara y por fin se vuelve hostil. Pregunta a los periodistas si tienen un permiso y pretende quedarse con la cámara. Los periodistas le preguntan si pueden hablar con él, pero él se niega, duro y seco. Se le ve rabioso y prepotente. Si tuviese algo al alcance de sus manos, lo tiraría contra los visitantes.
Parece que con el transcurso del tiempo estos ex militares nazis bajan la guardia, ya que se sienten más seguros; piensan que lo han logrado, se han escapado a la justicia. Sin embargo, siguen desconfiando de la gente. En efecto, su pasado es una prueba que no puede ser borrada. En la guía telefónica aparece sólo su apellido, sin nombre de pila ni dirección. ¿Una pequeña precaución?
Parece ser que la justicia está distraída; él nunca ha tenido que pagar su deuda con la justicia por sus antecedentes como criminal de guerra. Su nombre aparece sólo en un interrogatorio de la magistratura alemana en los años sesenta; gracias a esto los periodistas han podido llegar a él.
Él declaró que vivía en Langen en ese interrogatorio. Quizá ahora Tausch esté maldiciendo esas circunstancias. Es probable que en ese pueblo nadie conociera su pasado hasta hoy. En cambio, en Italia muchos conocen la masacre de Bassano del Grappa; hay documentos y testimonios con los nombres y los apellidos de los nazis. Sin embargo, en más de sesenta años no se ha querido llegar nunca a los responsables hasta hace pocas semanas, cuando el juez militar de Padua, Sergio Dini, abrió oficialmente una investigación. Pero muchos documentos han desaparecido, como declara la historiadora Sonia Residori.
Publicado en L’espresso, semanario de La Repubblica, el 24 de julio de 2008, con el título “Ecco il boia di Bassano” (por Paolo Tessadri)
Traducción: Elisa Altinier
Se llama Karl Franz Tausch, tiene 85 años y vive en un chalet en Langen, Austria. Es el responsable de una de las peores masacres nazis: 31 jóvenes ahorcados en los árboles de la avenida principal del pueblo de Bassano del Grappa (Italia), el 26 de septiembre 1944. Él y los demás autores del crimen, alemanes e italianos, nunca han sido juzgados.
Esta imagen quedará en la historia de los exterminios nazis en Italia. Se trata de una foto donde aparecen 31 cadáveres de chicos colgados de los árboles de la larga avenida de Bassano. Uno por cada árbol, con los pies casi tocando el suelo, las manos atadas detrás de la espalda y delante, en el pecho, un cartel: “Bandido”. Los cuerpos fueron dejados ahí durante veinte largas horas para deshonrar y aterrar a la población. Eran italianos los que ahorcaron a otros italianos, bajo el mando del vicecomandante de brigada de las SS, Karl Franz Tausch.
Fue un acto cruel que se consumó en Bassano del Grappa el 26 de septiembre de 1944. Ahora el verdugo vive en un pequeño chalet en Austria, pero es difícil que “el verdugo alemán” -como le llamaba la población italiana- se haya olvidado de esa imagen, 60 años después de la masacre.
Muy probablemente ha convivido con ella, durante su cómoda permanencia en el chalet en medio de la campiña austriaca, en el pueblo de Langen. Hoy se nos presenta como un hombre bajo (mide poco más de un metro y sesenta), tiene un físico afectado por el paso del tiempo, pero sigue pareciendo lúcido y con buen estado de salud.
Cumplirá los ochenta y seis años el 9 de octubre de este año. Nació en 1922 en Olmütz, en República Checa; o sea, procede de la región de Moravia, uno de los territorios ocupados por Hitler en 1939. Su casa actual se sitúa en un lugar apartado del pueblo austriaco; no se puede llegar ahí en coche. Tausch mira con ojos inescrutables y fijos a los periodistas que le han encontrado y mantiene una actitud agresiva. Su tono de voz recuerda el de quien está acostumbrado a imponerse.
Cuando empiezan a sacarle fotos se sorprende; luego intenta evitar la cámara y por fin se vuelve hostil. Pregunta a los periodistas si tienen un permiso y pretende quedarse con la cámara. Los periodistas le preguntan si pueden hablar con él, pero él se niega, duro y seco. Se le ve rabioso y prepotente. Si tuviese algo al alcance de sus manos, lo tiraría contra los visitantes.
Parece que con el transcurso del tiempo estos ex militares nazis bajan la guardia, ya que se sienten más seguros; piensan que lo han logrado, se han escapado a la justicia. Sin embargo, siguen desconfiando de la gente. En efecto, su pasado es una prueba que no puede ser borrada. En la guía telefónica aparece sólo su apellido, sin nombre de pila ni dirección. ¿Una pequeña precaución?
Parece ser que la justicia está distraída; él nunca ha tenido que pagar su deuda con la justicia por sus antecedentes como criminal de guerra. Su nombre aparece sólo en un interrogatorio de la magistratura alemana en los años sesenta; gracias a esto los periodistas han podido llegar a él.
Él declaró que vivía en Langen en ese interrogatorio. Quizá ahora Tausch esté maldiciendo esas circunstancias. Es probable que en ese pueblo nadie conociera su pasado hasta hoy. En cambio, en Italia muchos conocen la masacre de Bassano del Grappa; hay documentos y testimonios con los nombres y los apellidos de los nazis. Sin embargo, en más de sesenta años no se ha querido llegar nunca a los responsables hasta hace pocas semanas, cuando el juez militar de Padua, Sergio Dini, abrió oficialmente una investigación. Pero muchos documentos han desaparecido, como declara la historiadora Sonia Residori.
Etiquetas: nazis juicios de lesa humanidad Bassano
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