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Lugar: Buenos Aires, Argentina

Dedicado a los luchadores en la guerra civil española y en la postguerra en defensa de un mundo mejor, aquellos que defendieron un gobierno legítimamente constituído. A través de estos tres blog difundiré testimonios que forman parte de nuestra memoria histórica, escritos sobre los derechos humanos en la Argentina , en España, en Latinoamericana, experiencias del exilio y sobre todo aquello en lo que pueda ayudar a través de la palabra escrita en pos de luchar contra el silencio y el olvido que se cierne sobre la sociedad española de hoy. autorizaron a su publicación. Inés García Holgado

domingo, 3 de agosto de 2008

Eduardo de Guzmán homenaje en Villada su pueblo natal

HOMENAJE A EDUARDO DE GUZMAN EN VILLADA


El pasado junio se rindió homenaje en Villada, su pueblo natal, al periodista y escritor libertario Eduardo de Guzmán. Particpó en el mismo su viuda, Carmen Bueno, enfermera que fue durante la guerra, el alcalde de la localidad, J. María González, y los periodistas Manuel Blanco y Rafael Cid. Los miembros del PP del Ayuntamiento, en la oposición, no acudieron al acto.


Eduardo de Guzmán Espinosa, uno de los grandes periodistas que tuvo España durante el pasado siglo y uno de nuestros mejores testimonialistas, autor de una inmensa obra periodística, histórica y literaria, nació en VILLADA el 19 de junio de 1908, hijo de Mariano de Guzmán Torbado y de Consuelo Espinosa Echenique.
Muerto su padre en mayo de 1918, la familia marchó a Valladolid. Posteriormente, hacia 1920, se instalaron en Madrid, donde nuestro autor desarrollaría toda su carrera y viviría hasta su fallecimiento en 1991.

Periodista desde muy joven se incorpora como redactor - jefe al vespertino madrileño La Tierra, en cuyas páginas adquiriría popularidad y relevancia por sus magníficos reportajes en los puntos más conflictivos del país: Casas Viejas, sublevación de Asturias, huelga general en Zaragoza, acontecimientos diversos en Cataluña,...
Cerrado el periódico en 1935, durante el llamado bienio negro, pasa a La Libertad, donde desarrolló labores de redactor político, junto a Eduardo Haro, padre de Eduardo Haro Tecglen.
Ya en plena guerra, pasó a dirigir, desde su aparición el 2 de febrero de 1937, el nuevo periódico Castilla Libre, órgano del Regional Centro de la CNT, central sindical a la que pertenecía como periodista desde febrero de 1931, y cuyo ideario libertario no abandonaría nunca.
Eduardo de Guzmán cayó prisionero de las tropas fascistas italianas en el puerto de Alicante, junto a más de veinte mil republicanos que, entregados al ejército de Franco, acabarían en el campo de concentración de Los Almendros, del que pasaron al de Albatera, para continuar, muchos de ellos, su trágica odisea en los centros de tortura e interrogatorio de Madrid.
Prisionero en la cárcel de Yeserías fue sometido, el 18 de enero de 1940, a un consejo de guerra sumarísimo de urgencia, en el que también figuró el poeta Miguel Hernández. Guzmán fue condenado a muerte con la única acusación de sus responsabilidades profesionales en La Tierra y Castilla Libre, pena que se le conmutó en mayo de 1941. Pasó a la cárcel de Santa Rita, también en Madrid, en la que, según podemos saber por la abundante correspondencia que intercambió con su familia, muy especialmente con su madre, encontró a algunos republicanos, igualmente represaliados, de Villada; así, sabemos que pudo a ver a los llamados Nicasio, Ventura y a un hijo de "la tabernera Nati". En las cartas, los nombres figuran sin apellido, dando por supuesto que su madre los conocía sobradamente.
Fue puesto en libertad condicional en 1943. Inhabilitado para el ejercicio de su profesión, se dedicó a realizar traducciones para diversas editoriales y se convirtió en novelista de kiosko para editoriales especializadas en literatura popular, en especial para Editorial Rollán. Durante más de veinte años publicó unos cuatrocientos relatos policiales y del oeste con seudónimos que alcanzaron cierta popularidad entre los millones de aficionados a este tipo de lectura. Recordemos que tras firmas como Edward Goodman, Eddy Thorny, Richard Jackson, Anthony Lancaster, Charles G. Brown y alguna otra, se escondía la pluma de este gran periodista y reportero.
Sólo en los últimos años del franquismo y primeros de la democracia pudo publicar lo que sería el grueso más importante de su obra, muy especialmente, su monumental y magnífica trilogía sobre el inicio y final de la guerra civil, los campos de concentración y su experiencia carcelaria de posguerra, constituida por los títulos: La muerte de la esperanza, El Año de la Victoria y Nosotros los asesinos.
A su pluma se debe también Aurora de sangre, un gran reportaje sobre el caso de la joven feminista Hildegart, asesinada por su madre en 1933 y a quienes conoció personalmente Eduardo de Guzmán. El texto fue adaptado al cine por Fernando Fernán Gómez. Otros de sus títulos más importantes son: La II República fue así; 1930: Historia política de un año decisivo y España entre la dictadura y la democracia.
Fue rehabilitado como periodista en 1978 y colaboró, entre otras muchas publicaciones, en Triunfo, Tiempo de Historia y Diario 16.
En 1985 publicó otra de sus obras más notables: Historias de la prensa. En los ochenta participó también en no pocos libros colectivos como Historias de Madrid o Periodismo y periodistas en la guerra civil.
Buena parte de su obra más relevante está siendo recuperada en los últimos años por algunas editoriales, muy en especial por Ediciones VOSA y en fechas próximas por El Garaje Ediciones SL. Su Muerte de la esperanza ha sido traducida al francés y editada en Paris en el presente 2008.
Eduardo de Guzmán murió en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, el 25 de julio de 1991. Nos dejó el ejemplo de una vida íntegra, dedicada a hacer mejor nuestra sociedad, y su inmensa obra de escritor y periodista, orgullo para la tierra que le vio nacer.
P. D. En Villada, todavía no hay ni una placa, ni el nombre de una calle, un parque o una biblioteca que recuerde al gran periodista y escritor. Sin embargo, otro escritor villadino, Tomás Salvador, tiene ya puesto su nombre a una calle. No sabemos si la memoria así conservada de Tomás Salvador, a quien nadie quita méritos como novelista, pese a estar hoy bastante olvidado, contó con los votos del PSOE del momento, a la hora de conseguir unanimidad municipal para dar su nombre al callejero villadino. Lo que sí sabemos es que T. Salvador, además de escritor, fue voluntario en la División Azul y ejerció de policía durante los años cuarente en Barcelona, época en que E. de Guzmán, además de sufrir cárcel, no podía publicar una línea en España con su nombre

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