Somos muchos los que crecimos bajo una única y obligatoria versión del Movimiento Salvador y luego… hemos seguido madurando con el olvido voluntario.
¡Ya está bien! ¿Qué pasó? ¿A quiénes? ¿Por qué? ¿Dónde están enterrados? ¿Cómo fue su tiempo de cárcel, de depuración, de trabajos forzados, de exilio y destierro? ¿En qué situación quedaron sus familias?
Hijos, nietos, demócratas y progresistas en general… queremos rescatar del olvido sus historias por muchas razones: a) darles sepultura como merecen; b) recuperar su memoria y sus ideales; c), devolverles la dignidad arrebatada,…
Seguramente haya miedo a la revisión de los nombres de los verdugos. No es ese el deseo, salvo en casos muy señalados por su cargo y su responsabilidad en aquellos momentos. A nadie interesa el sufrimiento ni la vergüenza de sus descendientes. Además de injusto, puede “entorviscar” la sociedad, reavivando rencores estériles, sobre todo en pequeños núcleos de población como el nuestro.
Pero sí queremos saber quiénes fueron las víctimas, quiénes perdieron la guerra y la vida por sus ideales, quiénes fueron fusilados (tras un paseo o un consejo de guerra), enterrados en fosas comunes, encarcelados durante años, condenados a trabajos forzados… Quiénes sufrieron destierro, exilio, depuración, incautación de sus bienes o acabaron sus días en los campos de exterminio nazis…
Poder hoy recuperar sus nombres, su final, sus ideas, su dignidad y su memoria, es algo que merecen su familia y su pueblo, y que necesita la conciencia individual y colectiva de sus paisanos.
La Ley quizá sea corta. El camino será largo, laborioso, duro y, en muchas ocasiones, estéril. Pero intentarlo habrá merecido la pena.
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Hervás fue ocupado el 21 de julio de 1936 por militares y guardias insurgentes, tras cierta oposición por parte de un vecindario que contaba con muchos votantes socialistas. En un primer momento, los falangistas detienen a 40 vecinos, mientras otros se refugian en la sierra. Comienza la represión en forma de fusilamientos, reclusión, depuración… Todo ello tras ser acusados de delitos como: rebelión, adhesión a la rebelión, sedición, tenencia ilícita de armas…
Los fusilamientos se llevaban a cabo en cunetas, tapias de cementerios, puentes… En las actas de defunción solían aparecer como causas de la muerte: hemorragias, traumatismos… Las condenas de reclusión se cumplían en cárceles como la de Hervás, sin dotación, desbordadas y con problemas de manutención, higiene y salubridad.
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Las personas que aparecen aquí son aquellas de las que ha sido posible recuperar datos, por transmisión oral o recogidos en libros y documentos.
Son sólo ejemplos representativos, pues fueron muchas más las víctimas en Hervás y otros pueblos de la comarca. Para todos ellos mi mayor consideración, gratitud y reconocimiento.
No creo que nadie deba molestarse por la aparición del nombre de un familiar en esta relación. En cualquier caso y si así fuera, además de pedir excusas, recordaría que los grandes hombres y mujeres de un pueblo, su ejemplo y su obra no pertenecen tan sólo a su familia, son patrimonio de toda la Humanidad.
- HERVASENSES FUSILADOS TRAS PASEOS:
Germán Hernández. Lo mataron los falangistas el 24 de julio de 1936 en la Nacional-630, por no realizar el saludo fascista al paso de un camión de Falange.
Nicomedes Blanco Valle. Fusilado el 5 de agosto de 1936 en una cuneta de la N-630 (acta de defunción: hemorragia).
Pablo Hernández Neila. Hijo de Hervás, caminero en Becedas. Al estallar el Alzamiento es expulsado de aquella localidad y viene a su pueblo, desde el que trasladado por falangistas hasta Puente Congosto, donde es fusilado y enterrado en una fosa común el 12 de agosto de 1936.
Marino Colmenar. Jefe de Orden Público de Hervás durante la II República. Tras el Alzamiento se echó al monte. Le comunicaron que podía bajar sin problemas. A los pocos días, en agosto de 1936, los falangistas lo ejecutaron junto a Antonio Gallardo Mata, Miguel Ibero Alonso y Bernabé Majadas Sánchez, en la zona de Puerto de Béjar llamada Santa Bárbara.
Valeriano Moreno López, apodado Granizo. Jornalero de profesión, de 22 años. Fusilado por los falangistas en El Risco, acusado de llevar víveres a los que estaban huidos en la sierra.
Pedro Rey Valle. De 40 años y padre de cinco hijos. Los falangistas lo mataron a puñaladas el 30 de agosto de 1936.
José Álvarez Martín y Porfirio Bueso. Fusilados el 12 de septiembre de 1936, cerca de Peñacaballera.
Luis García Holgado. Jefe de Correos de Hervás. Se fue a Medina del Campo. Lo trajeron. Consiguió marchar después a Valladolid. Un grupo de falangistas de Hervás fue en su busca, le detuvieron y le fusilaron el 21 de septiembre de 1936 en la cuesta del Cementerio, en la carretera de Hervás a Baños.
Hay también constancia de los nombres de varios vecinos de pueblos cercanos, que aparecieron muertos en la zona de Las Cañadas, víctimas de paseos entre agosto y septiembre de 1936. Asimismo, se produjeron fusilamientos en Aldeanueva del Camino, Baños de Montemayor, Zarza de Granadilla, Cabezabellosa, Ahigal… Por cercanía, quiero destacar la figura de Aurelio Pascual Lorenzo, maestro de Aldeanueva del Camino y líder de Izquierda Republicana, fusilado en la cuneta de la N-630 en agosto de 1936.
- HERVASENSES SENTENCIADOS A PENA DE MUERTE EN CONSEJOS DE GUERRA:
Serapio Valle Castellanos y Jesús Sánchez Ibáñez. Ejecutados en Plasencia, en diciembre de 1936, acusados de “comportamiento hostil contra los sublevados en los primeros días de la insurrección”.
Ángel Barrios Pérez. Alcalde de Hervás. Parece ser que fue encerrado en La Perrera, junto a la Iglesia de Santa María. Se hirió, quizá tratando de escapar. Fue curado y luego fusilado en Plasencia, acusado de “oponer resistencia a los sublevados en la ocupación del municipio”.
- HERVASENSES CONDENADOS A PENA DE RECLUSIÓN EN CONSEJOS DE GUERRA:
Anastasio Martín. Cumplió condena en El Puerto de Santa María (Cádiz) junto a otros vecinos de Hervás, también encarcelados por causas políticas.
Ángel Pérez Neila. Tuvimos la suerte de conocerle, y podemos y debemos detenernos en su biografía, como referente y símbolo de la izquierda hervasense. Jornalero y militante de las Juventudes Socialistas, ya vendía el periódico del partido por las calles con 16 años. El 18 de diciembre de 1936 es detenido. Es sometido a consejo de guerra en 1937, acusado de “adhesión a la rebelión”, y condenado a 20 años de prisión. La sentencia es revisada más tarde, y cumple cuatro años de cárcel entre Plasencia y Cuellar (donde coincide con Pablo Naranjo). Al salir es enviado “a filas” (tres años en los Batallones de Trabajadores Penados). Sale en 1944. A partir de ahí, desempeña diferentes trabajos, siempre vigilado y amenazado. Años más tarde mantiene contactos y aviva la llama de la izquierda en reuniones clandestinas. En 1977 se presenta como candidato al Senado, de nuevo junto a Pablo Naranjo, ahora como compañero de lista. Fue nombrado Presidente Regional del PSOE en 1978. Entre 1979 y 1983 fue Concejal del pueblo y en 1983 es elegido Alcalde, cargo que ejerció durante un breve pero simbólico período de tiempo. Falleció en septiembre de 1988.
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El perdón es necesario (aunque cueste). El olvido es nefasto. No devuelve la dignidad a los olvidados, ni dice nada bueno de los olvidadizos. Si acaso, hace a estos últimos responsables de la posible repetición de hechos históricos tan lamentables.
Por ello, y por razón de conciencia, escribo estas líneas e insto a las autoridades locales actuales (sucesoras legítimas de aquellas que en 1936 servían a España de la misma forma y con el respaldo de las urnas) a colocar una placa o una lápida, en recuerdo y homenaje de aquellos hijos del pueblo que perdieron la vida o la libertad luchando por sus ideales democráticos, para que todos los que admiramos su ejemplo y compartimos sus ideas podamos depositar unas sencillas rosas rojas en su memoria, por ejemplo cada 14 de abril.
En Hervás, otoño de 2006
IMÁGENES: Ficha del Servicio Nacional de Seguridad y certificado de defunción de Luis García Holgado, Jefe de Correos de Hervás en el período republicano, asesinado el 21 de septiembre de 1936.
BIBLIOGRAFÍA: La represión en la provincia de Cáceres durante la Guerra Civil (1936-1939), de Julián Chaves Palacios. Otros escritos y documentos.
AGRADECIMIENTO: A las personas de Hervás que me han contado detalles de la época y de los personajes.
DEDICATORIA: A Don José Rodríguez Brito, maestro depurado de Aldeanueva del Camino, que me enseñó, durante el curso 1973-74, a mirar la sierra con sus prismáticos y la vida con sus palabras y su valor.
[Publicado originalmente en La Crónica del Ambroz nº 26, noviembre de 2006].
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