Justicia y Memoria. Responsable: Inés García Holgado

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Lugar: Buenos Aires, Argentina

Dedicado a los luchadores en la guerra civil española y en la postguerra en defensa de un mundo mejor, aquellos que defendieron un gobierno legítimamente constituído. A través de estos tres blog difundiré testimonios que forman parte de nuestra memoria histórica, escritos sobre los derechos humanos en la Argentina , en España, en Latinoamericana, experiencias del exilio y sobre todo aquello en lo que pueda ayudar a través de la palabra escrita en pos de luchar contra el silencio y el olvido que se cierne sobre la sociedad española de hoy. autorizaron a su publicación. Inés García Holgado

miércoles, 26 de diciembre de 2007

BABILAFUENTE CATORCE HEROES

www.forocastellano.org
Fuente Foro por la memoria 23 de abril

Memoria y Justicia
Catorce héroes de Babilafuente
Redacción / Domingo 9 de diciembre de 2007


Catorce vecinos republicanos de Las Villas intentaron evitar en Babilafuente el paso de un tren con tropas franquistas hacia el frente de Madrid. Detenidos horas después por pistoleros falangistas, varios fueron ejecutados a las pocas semanas y del resto tras una breve estancia en la cárcel provincial de Salamanca, se dispuso su traslado al penal de Burgos. Nunca llegaron. No es una novela de ficción, ni el argumento de una película de Ken Loach, es la historia real de catorce personas que trataron con sus limitados medios entorpecer el avance de los fascistas hacia Madrid.

Unas fichas en un registro municipal

El investigador J. María Collados, encontró en un registro de La Orbada varias actas de defunción de origen desconocido, una de ellas a nombre de Víctor Peralta Borrego, guardagujas de la estación de trenes de Babilafuente durante los sucesos de hace siete décadas. A partir de ahí,la Asociación Salamanca Memoria y Justicia ha conseguido reconstruir el final de los protagonistas de un suceso muy mencionado en toda Salamanca, pero poco conocido.

Todo arranca el 27 de julio de 1936, lunes, apenas ocho días después del golpe del ejército africanista contra la legalidad republicana, un tren que que transporta tropas a Madrid pasa por la estación de ferrocarril de Babilafuente. El guardagujas, Víctor Peralta, se entera y lo comunica a los trabajadores de la antigua fábrica de cerámica de este municipio. Acompañados de algunos republicanos, increpan a los militares. Tan sólo unas pocas horas después del incidente que debió dejar perplejos a los mandos militares que iban en el tren, pistoleros de la Falange avisados sin duda, procederían a su detención. Encarcelados durante más de un mes, fueron juzgados en septiembre, resultando uno de ellos, Francisco García Díaz, sentenciado a muerte y otros trece vecinos de Babilafuente condenados a treinta años de cárcel. Alejo García González fue fusilado a las seis de la madrugada del 27 de septiembre de 1936.

La sentencia de 8 de septiembre de 1936 recoge que en el momento de arrancar el tren de los militares, Francisco García, obrero de la fábrica de cerámica próxima a la estación, se asomó a una ventana con el puño en alto “insultando al ejército e invitando a los demás obreros de la fábrica y a los que había en sus inmediaciones a que manifestasen su hostilidad contra las fuerzas e inmediatamente los insultos fueron secundados y sonaron algunas detonaciones hechas con arma corta contra el tren, que le produjeron heridas a un soldado del Regimiento de Infantería La Victoria, sin que en autos haya podido concretarse quiénes fueron los autores materiales de la agresión”.

¿Qué fue del resto?

Los compañeros de los fusilados permanecen en la Prisión Provincial de Salamanca hasta que se acuerda su traslado a la Prisión Central de Burgos. Sin embargo, este trayecto no llega nunca a completarse. La pista principal sobre el triste destino acaecido a los heroicos compañeros de los fusilados se extrae de las actas de defunción encontradas en La Orbada. Allí figura D. Víctor Peralta Borrego cuya defunción se certifica como "consecuencia de la guerra". No ha resultado difícil a partir de ese dato saber qué ocurrió con el paradero de los republicanos. Sí se sabe porque se ha publicado innumerables veces en la prensa de Salamanca que por aquellos días un individuo llamado Diego Veloz se dedicó a ejecutar a los republicanos de las "sacas" (nombre con el que se conocían las ejecuciones extrajudiciales practicadas sobre los encarcelados sacados de sus celdas por pistoleros de la falange). Aún hoy, sus descendientes andan todavía tratando de evitar que se cuenten las "andanzas" de este lúgubre personaje en La Armuña salmantina.

Fin de la Historia

Una medida de gracia posterior redujo la condena a los ya por entonces, fusilados. Las familias de estos vecinos de Babilafuente se dirigen a buscarlos a Burgos para comunicarles la buena noticia a los presos, pero allí les indican que no se han registrado entradas en el penal a nombre de estas personas. Nunca llegaron. Estas catorce personas fueron fusiladas en localidad de La Orbada, en cuyo monte donde se celebra inconscientemente el Lunes de Aguas, descansan también otros muchos republicanos castellanos. Cientos según el periodista salmantino, Francisco Cañamero, miles según otros testimonios, incluídos en novelas como La Grama de Agustín Salgado.

Fuente: SMJ, Tribuna y Elaboración propia.

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domingo, 23 de diciembre de 2007

PERIQUETE JOSE LANDERA CACHON "PERIQUETE" RECUPERANDO SU MEMORIA


La Fosa de Valdediós (Villaviciosa, Asturias)
Recuperando la Memoria de José Landera "Periquete"

Gracias por permitirme tener en este blog que preparo con todo cariño y admiración a Periquete.

Muerte en El Bierzo, 1936

"Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo" (General Mola a su secretario particular, José María Iribarren)

"Hay que sembrar el terror ...Hay que eliminar sin escrúpulos a todos los que no piensen como nosotros" (General Mola a los alcaldes navarros)

"Los crímenes tal vez pueden prescribir, pero la Memoria de las víctimas nunca" (Rafael Torres, periodista y escritor, autor de "Desaparecidos")



La fosa donde por fín encontraron los restos de José Landera Cachón "Periquete" y su compañero Perfecto Alvarez González "Carrero", el 15 de julio de 2002
Recuperando la Memoria de José Landera "Periquete"

LOS HECHOS QUE SE RELATAN EN ESTA PÁGINA SUCEDIERON HACE CASI 70 AÑOS.

HOY, LA GRAN MAYORÍA DE LOS PROTAGONISTAS HAN FALLECIDO YA; ES POR ESO QUE CON ESTE RELATO NO SE PRETENDE MÁS QUE RECORDAR UNOS TIEMPOS DIFÍCILES QUE OJALÁ NO VUELVAN A REPETIRSE. QUIZÁ ALGUNO DE LOS DESCENDIENTES DE LOS ALUDIDOS AQUÍ LES DUELA TANTO MIRAR ATRÁS COMO A LOS QUE PERDIERON A LOS SUYOS EN CIRCUNSTANCIAS TRÁGICAS COMO LAS QUE UNA GUERRA DEJA CONSIGO.


PERO ASÍ COMO CADA UNO DE NOSOTROS SOMOS RESPONSABLES DE NUESTROS ACTOS, EN NINGÚN CASO LO SERÏAMOS DE LOS DE NUESTROS ANCESTROS.


CIERTO QUE ES NECESARIO PERDONAR, ...OTRA COSA MUY DIFERENTE ES OLVIDAR NUESTRA HISTORIA




Nuestro amigo F.D. no recuerda bien cuando fue la primera ocasión que escuchó comentar que su abuelo tenía un hermano, a quien habían torturado y finalmente matado en una guerra que hubo, en la que su abuelo había estado en ella también luchando, incluso en el bando contrario, que muchos familiares de sus vecinos lucharon y murieron como valientes en la vecina Asturias y otros muchos lugares de España, en las guerrillas, incluso en Europa contra los nazis...Esto despertó en él una enorme curiosidad desde muy pequeño.


Según iban pasando los años, a nuestro amigo le interesaba cada vez más por el tema, y aprovechaba sobre todo en las reuniones familiares, que es cuando sus abuelos, tíos, o sus padres contaban historias y muchas veces este tema salía a relucir, ...y si no salía, ya se encargaba él de preguntar a diestro y siniestro: Poco a poco empezó a descubrir que esa guerra fue en este país y que lucharon gentes del mismo pueblo, incluso, padres contra hijos, hermanos contra hermanos...


Este asunto le iba "enganchando" cada vez más, le cuentan que su abuelo tenía un hermano al que mataron gentes de su propio pueblo junto con miembros de la Guardia Civil en el mismo pueblo donde él vivía, y descubre asombrado que algunos de ellos viven todavía, incluso que uno tiene dos calles dedicadas en dos pueblos, siendo dedicadas años mas tarde a su buena labor como médicos en la zona, que él juega con sus propios nietos, ...los de los presuntos asesinos de su tío-abuelo.



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Los buenos tiempos de "Arturón": A la derecha de la imagen superior, marcado con un recuadro, figura el falangista "Arturón", con un abrigo sobre el hombro, uno de los protagonistas de aquellos hechos. El resto de los personajes que también aparecen en la misma fotografia son inocentes, pues no tuvieron nada que ver con los asesinatos.


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César Terrón Librán
Falange



y represión


Ernesto Terrón Librán



Los hermanos Terrón Librán, jefes locales de Falange en la cuenca minera de Fabero en los tiempos del régimen franquista, importantes cabecillas protagonistas de aquellos presuntos asesinatos de personas sospechosas de no ser afines al "nuevo régimen".





El papel de la Falange en la represión franquista









"Arturón" Avelino Alonso Ramón
Rufino Berlanga Vidal "El Berlanguino"


Los hnos. Nicandro y Saturnino Alvarez Gavela "El Tirita".
Nicandro y "Tirita", conocidos falangistas, unos auténticos carniceros que tuvieron un especial protagonismo y responsabilidad en la represión franquista. Periquete y Carrero fueron unas de sus muchas víctimas.



Foro por la Memoria,

FFM haciendo suya la causa de todas las personas que fueron víctimas de la dictadura surgida del golpe de estado fascista del 18 de julio de 1936, desea manifestar su más sincera solidaridad con las familias de los Pérez Granja, “Periquete” y "Carrero". Así mismo, suscribe todo el contenido del documento y la investigación realizada sobre el asesinato de José Landera Cachón "Periquete" y su compañero Perfecto Álvarez González "Carrero", entre otros..
José María Pedreño Gómez (e-mail)





Nicandro Alvarez Gavela (en primer plano) en 2003, uno de los principales protagonistas, seguía presumiendo de sus "hazañas" matando "rojos".



Parte de las imágenes y personajes de esta investigación han sido posibles consultarlas como base de trabajo, gracias al interesante y extenso trabajo sobre la historia y genealogía de Espinareda, realizado por D. Serafín Alvarez Gamelo, a quien desde aquí queremos reconocer y agradecer su esfuerzo divulgativo.

"Genealogía de Espinareda" Serafín Álvarez Garnelo
Precio: 60E (10.000 ptas.).
Peñalba Impresión
Trva. Bellavista, s/n, Columbrianos 24400 • Tel.: 987 426 844


Adquisición: El autor:
e-mail: uf025400@uef.es
Tel.: 987 40 17 19



Memoria histórica
Semblanzas de compañeros de Periquete

• Eloy Terrón Abad: De la guerrilla a la filosofía socrática

• Ramiro Pérez Granja: Vida y muerte de un luchador

• Los 13 de Priaranza

Algunos de los presuntos asesinos de José Landera y Perfecto Alvarez "Carrero"

Unas imágenes de falangistas leoneses de aquella época.

En la imagen superior aparece el tal Arturón, sosteniendo un taco de billar, con un abrigo sobre el hombro. (Nota: Las personas que aparecen en la foto a su lado no tuvieron nada que ver en los asesinatos de republicanos. Entendemos que "tapar" sus caras sería equivalente a "robarles" su identidad histórica y condenarles al anonimato, y una acción tan pintoresca como -por ejemplo-la de tapar la cara del presidente Azaña en las fotos en las que aparece junto al general Franco, en los años previos al golpe militar del 18 de julio de 1936)

"Las Fosas del Silencio"

Las imágenes a la izquierda según algunos abuelos del lugar son de conocidos falangistas locales, entre ellos los doctores Terrón Librán y de un tal Nicandro Alvarez, que según los testimonios orales recogidos, asi como los emitidos por testigos presenciales de aquellos hechos, en el documental emitido los dias 2 y 9 de marzo de 2003, titulado "Las fosas del silencio" emitido por TV3, dentro del espacio 30 Minuts fueron los falangistas, con sus jefes locales, que presuntamente participaron con tanto entusiasmo en las torturas y finalmente con las muertes de "Periquete" y "Carrero", entre otros represaliados.

Calles dedicadas y recogidas de firmas del PP en apoyo a los Hnos. Terrón Librán.

Se da la circunstancia de que dos de estos falangistas, ya en pleno 2003, tienen una calle dedicada en Vega de Espinareda, cuyo alcalde es Mario Guerra,junto con militantes del Partido Popular, se ha dedicado a recoger firmas de apoyo a la memoria de los Hnos. Terrón en su municipio, precisamente donde estaba ubicada la fosa común, y otra calle en Fabero del Bierzo, dedicada años mas tarde a su labor como médicos, cosa que al parecer no tiene nada que ver con los hechos relatados.

Antecedentes: El asesinato del joven Aurelio Marote en junio de 1936

Testimonios sobre un asesinato cometido antes de comenzar la guerra civil, por Nicandro Alvarez, en compañía de otros 8 falangistas el 22 Junio de 1936, en una cantina de Vega de Espinareda-León, demuestran que estos activistas buscaban con diversas acciones terroristas y provocadoras hacia los izquierdistas desestabilizar la nueva situación política surgida de las urnas en Febrero de 1936 en que gana el Frente Popular, y de esta forma sembrar el terror bastante antes de empezar la guerra civil española, dentro de una estrategia cuidadosamente planificada a nivel nacional, antes de producirse el llamado “Alzamiento nacional” de los militares el 18 de julio de 1936.


Custodia Puga Pérez, testigo de las declaraciones del joven Marote antes de su muerte: Al no encontrar a su hermano, se vengaron en él.

Asesinan fríamente a tiros a Aurelio Marote en un bar, después de una brutal paliza. Este joven de 18 años, fallece casi dos horas despues, a las 09,00 horas por heridas de arma de fuego, inscrito en el Tomo I del Registro Civil de Vega de Espinareda (León), y según testimonios orales de testigos, su cadáver presentaba signos evidentes de haber sufrido fuertes palizas y dos heridas de bala. Antes de morir, Aurelio tiene ocasión de hablar en su lecho de muerte con su amiga íntima, Custodia Puga Pérez, revelándole los nombres de sus asesinos y los detalles de su asesinato.

Archivos orales de testimonios en AUDIO:

• Descarga archivo sonoro MP3 (1,4Mb)
(Custodia Puga relata su encuentro con el párroco y César Terrón Librán (Don César), y cómo el joven Aurelio Marote le dice el nombre de sus asesinos en su lecho de muerte, poco antes de fallecer) FFM

• Descarga archivo sonoro MP3 (680Kb) (Custodia relata cómo avisa a la tia Pilar de que sus sobrinos, los Hnos. Julio, César y Ernesto Terrón Librán, bastante antes del "alzamiento nacional" y posterior guerra civil, ya están repartiendo pistolas y armas clandestinamente a los fascistas locales, entre ellos a los hermanos Nicandro y Saturno Alvarez "Tirita"...) FFM

• Descarga archivo sonoro MP3 (215Kb) (Custodia cuenta cómo el médico César Terrón, que escondía las armas bajo su consultorio médico,le propone a Julián, esposo de Custodia, que reparta armas en el pueblo.....)

• Descarga archivo sonoro MP3 (330Kb) (Custodia, desvela como, ante la negativa de su esposo Julián, César Terrón insiste y vuelve otro dia a preguntarle si había cambiado de idea sobre el reparto de las armas en el pueblo...Julián sigue negándose a participar en la conspiración) FFM

Son detenidos nueve falangistas -conocidos matones del pueblo (Vega de Espinareda)-, Entre ellos figuraba el temido Nicandro Alvarez Gavela y otros ocho elementos sospechosos (algunos de ellos, identificados hasta ahora, eran Saturnino Alvarez Gabela (a) “el Tirita”, hermano de Nicandro y Avelino Alonso, hijo de otro falangista, Saturnino Alonso “el Engarillo”), futuro alcalde con el franquismo, y se les encuentra el arma del delito.


Los asesinos son trasladados al cuartel de la Guardia Civil, cuyos miembros ya estaban en connivencia con ellos, y según todas las informaciones recibidas, a quien realmente buscaban los falangistas para asesinarlo era a un hermano de este joven, Agustín Marote, militante del partido comunista, pero al no encontrarlo se vengaron en la persona de su inocente hermano pequeño Aurelio, que no estaba involucrado en temas políticos.


El funeral de Marote

El día 23 de Junio por la mañana sus familiares, amigos y paisanos suben el cuerpo del muchacho al cementerio para enterrarlo, originándose un gran revuelo, ya que hubo una concentración que según dice la gente, con mas de 3000 mineros de la cuenca de Fabero y de Laciana (León), exigiendo la dimisión del entonces alcalde Domingo Fernández (Quien dimitiría poco después, sucediéndole en el cargo el falangista "El Engarillo") por no ejercer más firmeza contra las provocaciones de los extremistas y la pasividad de la fuerza pública (Guardia Civil) en la represión de estos actos terroristas, teniendo que intervenir la Guardia Civil, ya que la intención inicial de la multitud era de linchar a los asesinos, pero se consiguió sacarles del pueblo para evitar males mayores.

Liberación de los asesinos

Su posterior liberación, gracias a la influencia y el cargo público del padre de uno de ellos, el alcalde falangista Saturnino Alonso "el Engarillo", les permitiría iniciar una época de terror en la zona, realizando múltiples abusos, fechorías y asesinatos que quedarían impunes, siempre bajo la cobertura del "nuevo orden" franquista.


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Más tarde F.D. descubriría con asombro que los médicos locales, los hermanos Terrón, a los que sus padres le llevaban cuando estaba enfermo, según bastantes testimonioslocales presuntamente habían formado parte del grupo que participó activamente en la muerte de su tío, entre otras víctimas, y este hecho le llenó de estupor. No lo podía creer. Se topó una vez más con el miedo local a hablar del asunto, muy en especial si se trataba de esta familia. Más tarde, al recibir su familia varias amenazas se daría cuenta del porqué tanto miedo a hablar sobre ellos, "Don Ernesto" y "Don César".


Le cuentan bastante testigos -que piden permanecer en el anonimato- que al hermano de su abuelo, José Landera Cachón, lo mataron violentamente, que él era un hombre bueno y respetado, que era minero, un hombre muy elegante y educado, que pese a su poca preparación era muy inteligente, y que en una ocasión había sido el minero que había ganado más dinero de toda la cuenca, ya que era picador y sacó adelante bastante más producción de la habitual, con lo que el empresario de la mina le premió con una suma importante para la época, también le decían que su tío-abuelo había sido una persona muy valiente y querida en la comarca.




José Landera Cachón y su novia. Todavía no sabemos con certeza si era la misma mujer que le acompañaba aquella noche en en la casa rural de Prado de Paradiña. Al fondo, se aprecia a los voluntarios, antropólogos, arqueólogos y forenses de la ARMH, trabajando en la fosa común.

Una cosa que le llamaba mucho la atención, es que su abuelo Elicio Landera casi no quería hablar de su hermano, pero se daba cuenta de que sus ojos brillaban tristemente y se humedecían hablando de él, incluso alguna vez se le caían las lágrimas. Realmente se le notaba que sufría mucho hablando o cuando escuchaba algo de su hermano "muerto en la guerra".


F.D. no consigue sacar mucha mas información, ni siquiera de dónde realmente le mataron, ni dónde estaba enterrado, tampoco podía adivinar las razones de su muerte. Tiene que buscar la iformación fuera de la familia, tal vez ellos quieran protegerle con su silencio. Otra cosa que le llamaba mucho la atención, es que en el colegio, en los libros, no ponía nada de este tema, ni de que los españoles habían luchado entre ellos, y de aquella guerra incivil se hablaba muy por encima, ...si es que se hablaba algo.
No mencionaban que había habido muertes de civiles en casi todos lo pueblos españoles, de las fosas comunes, los desaparecidos, los "mareados", de la gente que había estado luchando en el monte, de la gente que había estado en las cárceles, la represión de la posguerra, etc.



Ubicación del lugar exacto donde les mataron, así como la fosa donde estaban enterrados mi tío José y su compañero, junto al camino. En este punto fue donde "Carrero", herido y desfigurado por los culatazos y de haber sido arrastrado por los caballos, pidió a sus verdugos: "No puedo más, matadme ya de una vez, no puedo seguir más" . Nos costó cierto trabajo encontrarla, pero al final lo conseguimos.

Este tema albergó en nuestro amigo del Bierzo un ansia de saber más, y descubrir qué habia ocurrido realmente, ya que todo parecía tan secreto, tan prohibido, nadie quería hablar claramente y todo el mundo acababa hablando en voz baja, llegaba a percibir que el miedo a expresarse con libertad estaba todavía en el aire.

Pasan los años, y nuestro amigo sigue en en el mismo punto en que lo había dejado, sin saber nada más de lo que ya sabia, hasta que cumple 27 años, y a raíz de la muerte de su abuelo Elicio, vuelve a interesarse una vez más por el tema, y va descubriendo que su abuelo y su hermano, eran como uña y carne, que siempre andaban juntos, ...y que los dos eran de ideas de izquierdas, aunque su abuelo se viese obligado a combatir en el bando "nacional", como muchos otros de su época. O matabas o te mataban los jefes.

Todo sigue igual hasta que una mañana, de octubre, en la que él contaba curiosamente con la edad de 28 años, la misma edad que tenia el hermano de su abuelo cuando lo mataron y coincidía con las mismas fechas, octubre de 1936. Estaba leyendo el periódico y se encuentra con la noticia de que una entonces poco conocida asociación de Ponferrada, la ARMH (Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica), estaba intentando localizar una fosa común de la guerra civil para recuperar aquellos restos humanos, identificarlos, investigar los hechos, recuperar su memoria e historia.





Croquis de la zona en el que se detalla el itinerario de la reconstrucción de los hechos que llevaron a las horribles muertes de "Periquete" y "Carrero". Uno de sus presuntos asesinos, conocido falangista, todavía tiene una calle dedicada en Vega de Paradiña y otra en Fabero del Bierzo.


Los Ancares Leoneses, donde murieron muchos valientes, un lugar de incomparable belleza, testigo del terror y la represión más feroz de aquellos años. Desde aquí, concretamente del pueblo de Tejedo, partieron las primeras columnas leonesas republicanas hacia el frente de Asturias. A partir de ese momento algo le dice a nuestro amigo que es el momento de acabar de completar la historia que conoció cuando era un niño y se propone recuperar la memoria del hermano de su abuelo José Landera Cachón, alias "Periquete", (nacido el 18 de julio de 1908, en Lillo del Bierzo y de profesión minero), e intentar encontrar dónde estaba la fosa común de la que todo el mundo hablaba, tratar de recuperar sus restos y volver a tratar de unir a estos dos hermanos, que la guerra civil y algunos asesinos, separaron injustamente.


Inmediatamente trató de ponerse en contacto con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, entrando en contacto con el Alcalde de Priaranza del Bierzo, quien muy amablemente le da el número de teléfono de un miembro de esta asociación, concretamente Santiago Macías, con el que días más tarde se pone en contacto, proponiéndole una cita para contarle su historia y sus proyectos, citándose días mas tarde en una cafetería de Ponferrada.


Se reúnen y charlan, Santiago Macías escucha mientras le cuenta sus proyectos y su historia. Santiago por su parte le cuenta los suyos y la labor que estaban llevando a cabo. A partir de ese momento quedan en que nuestro amigo inicie la investigación para tratar de localizar la fosa común y cuando la tenga localizada intentar recuperar los restos de José Landera y Carrero.

Pero él va mas allá en este proyecto, e inicia una investigación profunda que le lleva a reconstruir los últimos momentos de su tío abuelo y el porqué de su muerte, iniciándose en el mundo del aprendiz de historiador, y empieza a recorrer hemerotecas, registros civiles, libros, recoge mas de 100 testimonios orales, archivos, etc.

Esto le lleva, casi sin querer, a meterse a investigar lo que había ocurrido realmente en la Guerra Civil en su zona, Se encuentra con cientos de casos macabros como el de su familiar. Muertes que quedaron impunes y sin reconocimiento. Fabero del Bierzo-León, un pueblo minero, ya que su tío había sido parte importante en los hechos acaecidos en aquellos momentos en esta cuenca minera.



Por otra parte, decide abrir otro frente: tratar de implicar a las instituciones en el tema porque considera que el tema es un problema real de miles de personas, por lo que si lo consigue, puede abrir una puerta a muchísima más gente.


Escribe dos cartas, la primera de ellas al alcalde de Vega de Espinareda, Mario Guerra, del Partido Popular (PP), por ser éste el municipio en que sospechaba que la fosa común estaba ubicada.

No recibe ninguna respuesta de este señor, Mario Guerra, el alcalde "popular". La segunda carta se la envía al alcalde de Fabero del Bierzo, Demetrio Alfonso, del Partido Socialista (PSOE), a quien se siente enormemente agradecido, y quien ha sido una parte importante en esta historia, ya que inmediatamente se puso en contacto con él, poniendo a su disposición todos los medios a su alcance para ayudarle

¿Por qué se le ocurrió escribir a este alcalde? Porque su tío nació precisamente en este municipio, concretamente en Lillo del Bierzo, que está a unos 2 km de Fabero, y porque luchó también por defender ese mismo ayuntamiento en 1936.


Este empeño y la gran ayuda de personas y hoy grandes amigos, como el alcalde de Fabero (Demetrio Alfonso) y toda la corporación municipal, el periodista Emilio Silva (presidente de ARMH), Santiago Macías (vicepresidente ARMH), antropólogos, arqueólogos y forenses voluntarios, su buen amigo Diego, Theo Francoss (brigadista Internacional), los miembros del voluntariado internacional, y tanta gente más......


Este verano, concretamente el día 15 de julio de 2002, en el Pueblo de San Pedro de Olleros- León, muy próximo a Fabero, se consiguen localizar y recuperar los restos de Jose Landera Cachón (a) Periquete y los restos de otra persona (Todo apunta a que pertenezcan a un compañero y amigo de mi tío, Perfecto Alvarez González "Carrero"), que hasta el momento no han sido identificados, pero que sigue en el empeño de conseguirlo y entregárselos a su familia...

Y esta es la historia reconstruida de los hechos, todo lo que hemos podido saber ...hasta ahora. Pero se sigue investigando, hasta llegar hasta el fondo. Grandes cadenas y medios de comunicación empiezan a interesarse por el caso e investigar por su cuenta.

Deseamos que todo este trabajo sirva como una modesta contribución a la memoria de mi tío "Periquete", "Carrero", Ramiro Pérez Granja, y a todos aquellos hombre y mujeres que como él, vieron sus vidas truncadas de una forma tan trágica en las cunetas, tapias y terraplenes de España, cuyos cuerpos permanecen anónimamente en plena democracia del siglo XXI, y que aún así su recuerdo permanezca vivo en nosotros, con todo nuestro cariño y respeto. Sus muertes no fueron en vano. Siempre les recordaremos.

Nota: Nos ha llegado la noticia de que la familia de "Periquete" ha recibido amenazas veladas y sugerencias de "olvidarse" del asunto por parte deciertos familiares de los presuntos asesinos, pues según ellos "tienen todo el dinero necesario para empapelarles y complicarles la vida".

Uno de sus descendientes, un conocido dentista de la comarca berciana, le comentó a un atónito paciente: "Si hubiesen fusilado a todos los rojos y sus familiares, ahora no estarian sus descendientes dando el coñazo con esa memoria historica".

Nos tememos que les hara falta algo más que su dinero para "tapar este asunto", pues la verdad, como el agua, al final siempre encuentra su camino.




República, guerra civil y represión en Fabero (León)
La muerte de "Periquete" y "Carrero", 1936




Reconstrucción de los hechos: José Landera "Periquete", Perfecto Alvarez "Carrero" junto con otros 14 compañeros republicanos huyen de la represion y se refugian en una casa rural, en Prado de Paradiña (cerca de los Ancares de León, en El Bierzo) ubicada en un pequeño valle donde creian que pasarían desapercibidos. Dicen los lugareños que a José Landera Chachón, le acompañaba una mujer rubia, tal vez era su novia, una bella muchacha, hija de un respetado capataz de minas de la zona.


Prado de Paradiña

Una casa rural en Prado de Paradiña: Escenario de aquella macabra y terrible madrugada de 1936, que todavía se conserva aunque medio derruído.

Prado de Paradiña, ubicado en un bucólico paraje berciano, un lugar donde los visitantes no pueden imaginar su historia y en el que muchos de sus vecinos todavia se estremecen al recordar los hechos de aquellos días. Relatos que pasan de padres a hijos, con voz baja. Otros ni se atreven a hablar. Todavía hay mucho miedo.

Todavía hay "señoritos", y se pueden enfadar.





Acceso a las cuadras de la casa rural, escenario de los hechos, donde se habían refugiado y tenían los huidos sus caballos, teniéndolos que abandonar allí para poder escapar del cerco de los guardias civiles y falangistas.





Otro ángulo de la fachada exterior de la casa donde estaban refugiados mi tío, su novia y sus compañeros. Desde las ventanas superiores organizaron su magra defensa y posterior evacuacion de parte del grupo.





El balcón superior -uno de los huecos por los que consiguieron escapar los demás compañeros de mi tío- señala la ubicación del pajar donde los falangistas encontraron a "Periquete", su novia y "Carrero". Por la puerta inferior les sacaron a los dos cautivos, entre culatazos y patadas.

Ella, siempre según los testigos, debido a su condición social, no sufrió ninguna represalia física.





Otra vista del pajar, en la parte posterior de la casa. En el interior todavía se aprecian los impactos de las balas. Por uno de estos huecos, durante la noche saltaron y pudieron escapar los compañeros de mi tío y "Carrero", mientras les cubrían la retirada.

La novia de "Periquete" no podía saltar desde esta altura. Tal vez esa fue una de las razones para que "Periquete" decidiese quedarse en la casa, distrayendo a la fuerza atacante y no huir con los demás.

La fidelidad de su perro delataría a sus perseguidores la ubicación de su escondrijo.





Vista exterior de la casa desde una de las zonas principales de ataque. Una vez localizados en el pajar (Parte superior), los sacaron, arrastrándolos entre culatazos y clavadas de cañón de sus fusiles, por la parte posterior de la casa.

Posteriormente "Carrero" y José Landera serían arrastrados con los caballos a lo largo de 2 interminables kms, entre culatazos hasta el lugar de su "ejecución", remate y posterior enterramiento por unos paisanos.





El falangista "Arturón", cuyo testimonio oral seria muy esclarecedor e ilustrativo para la investigación de los asesinatos

El objetivo inicial del grupo de huidos era desplazarse hacia la zona republicana, e incorporarse al frente del Norte, en Asturias. Algunos lo conseguirían aquella noche, mientras que "Periquete" y "Carrero", tal vez por proteger su retirada, encontrarían allí una muerte muy lenta y atroz, a manos de sus asesinos.

Otros, con la columna de Ramiro Pérez Granja, y César y Eloy Terrón Abad consegurían llegar a Asturias.

Sus perseguidores, un grupo de falangistas ayudados por miembros de la Guardia Civil que se sumaron a la sublevación, les localizan por un vecino correligionario local, rodean la casa, optan por no pedir la rendición, y sin aviso rompen un nutrido fuego contra el edificio. Al parecer los atacantes les tenían bastante miedo, conociendo la bravura de los que se hallaban en el interior, ya que su idea inicial era ahuyentarlos de la zona, hacia un lugar más desprotegido.

Los "huidos", viéndose totalmente copados y con escasas municiones, entablan una desesperada defensa con sus viejas escopetas de caza y bombas de mano caseras, pues saben lo que les espera si les atrapan vivos.

Rodeados por una fuerza de más de 70 falangistas y números de la Guardia Civil, bien pertrechados y armados, los republicanos, conscientes de que no hay posibilidad de ganar, deciden defenderse hasta el final, y si es posible, intentar escapar durante la noche aprovechando la oscuridad y la confusión del tiroteo.

Sus 14 compañeros, (entre los que se encuentra Abel Ares -posteriormente se integraria en la Agrupacion guerrillera de Leon-Galicia, Manuel "El Pelao", los hermanos Serrano, musicos de Villafranca del Bierzo) al final logran escapar durante la noche del cerco, utilizando las ventanas laterales, abandonando sus caballos en las cuadras, mientras tanto José Landera y "Carrero" se quedan en la casa, protegiendo la retirada de sus compañeros con la esperanza de salir los últimos. Pero la luz de la madrugada llega, están exahustos, ahogados por el humo acre de la pólvora, sus municiones se van acabando. Ya deben intuir que su final se acerca, sólo les queda luchar en una acción suicida o esconderse en algún rincón de la casa. Su heroismo les resultara muy caro. Los asaltantes ya deben saber que no hay peligro, la cadencia de los disparos ha disminuido hasta acabarse, tal vez los "rojos" han conseguido escapar del cerco... Están eufóricos, envalentonados.

Muchos de los que consiguen huir de la casa alcanzarían las lineas republicanas en Asturias, luchando en el Mazuco, y otros se integrarían más tarde en las guerrillas antifranquistas.


El perro

Al amanecer "Periquete" y "Carrero" comprenden que están totalmente cercados por sus atacantes, ya no hay tiempo ni forma de escapar sin ser vistos, saben que no habrá merced si se rinden o les cogen vivos y que ya es tarde, no pueden huir. Además, no pueden abandonar a la mujer sola en aquel lugar.

Optan por esconderse los tres en la buhardilla, en la parte superior de la casa, entre las balas del pajar, único lugar posible para esconderse. La mujer no puede saltard esde esos casi 4 metros de altura. Permanecen con ella, no pueden abandonarla a la merced de sus perseguidores.. A lo mejor, con suerte no les encuentren ocultos entre el forraje. Algunos de ellos musitan para sus adentros una oración, rezando por lo imposible. Tal vez haya una remota oportunidad y no les localicen... Pero surge un problema: su perro permanece junto a ellos, marcando involuntariamente su escondrijo. Intentan ahuyentarle del lugar, pero el dichoso cánido sigue en su lugar. Otra solucion hubiese sido estrangularlo, silenciosamente, pero su nobleza les impide considerar tal posibilidad, ello les hubiese salvado la vida.

Los fascistas por fín irrumpen en la casa registrándola, pasando milagrosamente desapercibidos los dos "huidos" y la mujer. Casi les pisan. Inmóviles, sin respirar apenas, empiezan a pensar que sus plegarias han sido escuchadas. Sus perseguidores creen que han escapado todos, y deciden abandonar la búsqueda en la casa...


Pero un detalle aparentemente sin importancia hace sospechar a uno de los falangistas: Observan a un perro, que no abandona el pajar de la planta superior. Presumen que su dueño debe estar cerca, y ordena registrar de nuevo en el pajar.


Desafortunadamente para los huidos, vuelven a inspeccionar el lugar. No habrá compasión con los huidos, están sedientos de venganza y se ensañarán a fondo con ellos, disfrutando de cada uno de los momentos de su agonía. Solamente la mujer, hija de un personaje influyente en la comarca, se salvaría de la matanza.

Los localizan finalmente en el pajar, y una vez inmovilizados y desarmados, les sacan a rastras, les rompen los huesos apaleándolos con tal saña con sus mosquetones, que llega a destrozar uno de ellos -al parecer, según testigos de la zona, fue uno de los hermanos Terrón- partiendo la culata de su "maúser" en la espalda de José Landera que sorprendentemente, a pesar de su estado, resistiría vivo dos largos kms de calvario, arrastrado por un caballo hasta el lugar de su muerte, sobreviviendo a tal golpe en la espalda.


2 kms a rastras

Sus presuntos asesinos, entre ellos los falangistas "Arturón", "Tirita", "Nicandro" -que todavia vive en plena lucidez mental-, y los hermanos Ernesto y César Terrón Librán, les sacan de la casa arrastrándoles por los pelos, les atan a dos caballos y los arrastran a lo largo de unos dos kilómetros hacia el lugar de su muerte, entre culatazos y dolorosas punzadas de los cañones de sus fusilesen todas las partes de sus cuerpos.

Las torturas y sufrimientos que tuvieron que padecer "Periquete" y "Carrero" a lo largo de aquellos interminables 2 kms, desde Prado al Alto del Couso, tuvieron que ser terribles.


(Según Tomás, un pastor de la zona, uno de los testigos de aquellos hechos, quedó un sangriento rastro de mechones de pelo con restos de cuero cabelludo desde la casa de Prado hasta la fosa y los remataron tiro a tiro y culatazos, dejándoles allí abandonados, hasta que volvieron mas tarde con dos forzados, a quienes obligaron a enterrarles en su propia finca. Este pastor lo recuerda bien, porque sus cabras huían espantadas a la vista de los sangrientos restos humanos.)


La cuneta del camino: Alto del Couso

Una vez arriba, en el Alto del Couso, a unos 2kms de Prado de Paradiñas, "Carrero" no puede aguantar más, -estaban literalmente destrozados y desfigurados por los golpes recibidos- se detiene, negándose a seguir avanzando, sabe que va morir de todas formas, y pide a sus matarifes que acaben con él, que no puede soportarlo más y éstos le ordenan rezar antes de matarle. Así lo hace y se dispone a rezar bajo los cañones de los fusiles.

Mientras "Carrero" rezaba, sabiendo el final que le esperaba con lágrimas en sus ojos, se dirige hacia uno de sus verdugos, el conocido cacique "Arturón", pues eran vecinos del mismo pueblo -Sesamo-, y le decía:

- "Pero Arturón, ¿no me conoces?, somos del mismo pueblo, ¿Como nos podeis hacer esto?". La respuesta de sus verdugos fue, nada mas acabar de rezar, dispararle un tiro en la cabeza.

A continuación, a José Landera "Periquete", que les echa en cara su cobardía, "Cabrones, somos de la misma tierra pero sois unos cobardes, ahora en grupo y armados sois muy valientes, matadme de una vez, joder": Le descerrajan un tiro en el pecho a quemarropa, cae desvanecido, dándole sus verdugos por muerto.

Rematado

Más tarde, cuando unos vecinos con "fama de rojos" traidos a la fuerza desde el pueblo los empiezan a enterrar, de repente uno de los cuerpos se mueve. Es José Landera, una masa sanguinolenta que se incorpora a duras penas, a pesar de sus fracturas y heridas.

Los guardias y falangistas que estaban celebrando su "hazaña" cerca del lugar, bebiendo y comiendo unos jamones y vino que habían "confiscado" en el pueblo a unos sospechosos de ser "rojos", se acercan a la fosa y le encañonan de nuevo, asombrados de que todavía permanezca vivo.

Periquete, apesar de sus graves heridas, se incorpora medio inconsciente, y se les enfrenta de nuevo:

- "Asesinos, fascistas, cobardes hijos de puta, tendreis que matarme a palos, pues a tiros ya habeis visto que no podeis". - Les espeta "Periquete", con el rostro lleno de sangre, convulsionado por el dolor de sus múltiples fracturas y el disparo en el pecho-.


Así fue como lo hicieron. Lo remataron, lentamente, a culatazos y patadas, hasta asegurarse de que efectivamente "Periquete" ya estaba muerto. Los guardias civiles y falangistas prosiguieron con su merienda de jamón y vino, despues de limpiar sus culatas ensangrebtadas en las ropas de los muertos.

Así fueron las muertes de "Periquete" y "Carrero", que han permanecido en el anonimato de una fosa en una cuneta del camino del Alto del Couso, hasta el 2002. Nos preguntamos cuántas fosas más con similares circunstancias hay en los campos de nuestro país, cúantos crímenes anónimos sin resolver. Y cuantas de estas "fosas del silencio" estarán bajo gasolineras, urbanizaciones o modernos centros comerciales.


Un testigo de primera: "Arturón"

¿Por qué se conocen con tanto detalle todos estos hechos y personajes?


Uno de sus asesinos, testigo de primera, el falangista "Arturón", sin saberlo se lo contaba al sobrino de José Landera "Periquete" -desconocía el lazo familiar de su interlocutor- ufanándose de sus matanzas de "rojos", ya en pleno año 2002. La entrevista fue realmente escalofriante.

Una tercera persona, Santiago Macías, miembro de la Asociacion por la Recuperación de la Memoria (ARMH), sería el asombrado testigo de aquella conversación, 66 años después de aquel día de sadismo y terror. "Arturón", al final de su relato, orgulloso de su historia, les preguntaba esperanzado:

"¿Qué, ya se está organizando la Falange de nuevo?¿Salimos otra vez a matar rojos?"


Cuando el sobrino, al terminar de escuchar -y grabar- todos los hechos hasta el último detalle, escuchó aquella terrorífica pregunta, no pudo reprimirse le echó en cara a "Arturón" su frialdad y pasado de genocida, ...el tal "Arturón" se quedó blanco del estupor. No esperaba esa reacción de su interlocutor, ...un joven guardia civil de 2002.


"Arturón" murió de un infarto, a los tres dias de la entrevista, sin saber que habia tenido en frente durante aquella conversación al sobrino-nieto de una de sus víctimas, el sindicalista José Landera Chachón "Periquete".


Antecedentes:

Fabero del Bierzo: Situación geográfica

Se puede considerar a Fabero del Bierzo ( León), como una subcomarca del Bierzo, y más en concreto el "Bierzo Alto", donde se localizan además del propio Fabero, otras 51 localidades, sumando un total de cinco ayuntamientos. Uno de ellos es este maravilloso encuadre que acabas de descubrir...






Fabero del Bierzo, en la actualidad















Fabero, años 40
Siendo el tercer núcleo en importancia de la Comarca de El Bierzo (León), Fabero se constituye en el centro comarcal de servicios, mientras que Vega de Espinareda, y Toreno son núcleos de expansión, no por ello menos importantes.
El municipio de Fabero (6.039 hab.) está integrado por seis localidades: Fabero del Bierzo (4.698 hab), Lillo del Bierzo (869 hab.), Barcena de la Abadía (139 hab.), Otero de los Naraguantes (180 hab.), Fontoria (115 hab.) y San Pedro de Paradela (38 hab.).


La superficie del municipio es de 5806 km" ( la de Fabero del Bierzo como tal es de 42,6 km" ) y la población actual es de 6039 habitantes, lo que equivale al 40% de la población comarcal. Además se trata de un importante núcleo minero, donde se asientan importantes explotaciones. De hecho, la minería del carbón ha sido la actividad económica determinante para el crecimiento demográfico y urbanístico. La minería tuvo su gran auge en la zona después de la primera Guerra Mundial.


El pueblo de Fabero está situado a una altitud de 679m. sobre el nivel del mar, y a través de él, discurre el rió Cúa a lo largo de unos 12 km. aproximadamente.


Este municipio se encuentra situado a 30 km. de Ponferrada, a138 km al Oeste de la capital provincial (León) por la N-120, local Toreno-Fabero, y a 266 de Valladolid, provincia de la Comunidad autónoma a la que pertenece, Castilla-León.


El núcleo de población de Fabero se encuentra atravesado por carreteras locales que enlazan posteriormente con la C-631 por Toreno y cerca de Corbón del Sil. Para llegar al pueblo de Fabero, la solución más fácil es, una vez llegado a Ponferrada, coger el desvío que allí existe hacia Fabero. Otras rutas alternativas son: En la N-VI, a la altura de Bembibre, tomar el desvío de Toreno, y una vez allí, enlazar con Fabero es muy fácil. Tambíen hay posibilidad de llegar viniendo por Anllares del Sil (donde existe una central térmica de Unión Fenosa), a donde se puede llegar desde Villablino o incluso desde Asturias (Puerto de Cerredo).


Con datos un poco más técnicos, para los más amantes de los mapas de carreteras, son:
* Desde Madrid: Ctra. N-VI a Ponferrada - Ctra. LE-711 a Fabero.
* Desde León: Ctra. N-120 a Astorga - Ctra. N-VI a Ponferrada - Ctra. LE-711 a Fabero., y variante desde Astorga a Bembibre por la N-VI - Ctra. LE-463 hasta Toreno, y finalmente Fabero.
Señalar que en Ponferrada hay opción de tomar un autobús interurbano que llega a Fabero, así como a todos sus alrededores.


Las poblaciones cercanas más importantes son Toreno, Villafranca del Bierzo, Cacabelos, Villablino y Ponferrada.

José Landera Cachón "Periquete"

José Landera Cachón, conocido cariñosamente como "Periquete", nació en Lillo del Bierzo el 18 de julio de 1908, en el seno de una familia humilde, es el mayor de tres hermanos, Elicio y Maria del Carmen, a corta edad se quedan huérfanos de padre, teniendo que entrar a trabajar a las minas de Fabero, a la edad de 12 años, igual que su hermano, con 24 años se traslada a Vega de Espinareda a vivir con su hermano Elicio que se había casado en este pueblo cercano a Fabero, este sería su ultimo destino antes de que lo pasearan.....

Adquiere desde muy joven las ideas libertarias y estando totalmente dispuesto a colaborar con el sindicato de la CNT y con las organizaciones obreras, participando en las reuniones clandestinas de 1933-34 y 1935 y en las huelgas sindicales y en el simulacro de Revolución de 1933-34, por lo que es encarcelado en la localidad de Ponferrada (León) .


Cuando contaba con unos 20-22 años, José tuvo su primer encontronazo con los falangistas de la zona, en una cantina de su pueblo, Lillo del Bierzo (León), siendo su propietario Domingo “Valao”, a la postre consuegro de su hermano Elicio, mi abuelo. Allí llega un grupo de falangistas de una población cercana, concretamente Páramo del Sil, comandados por el temible jefe de la Falange de esta población, apodado “el Bicho”, autor, durante y después de la guerra, de muchísimas muertes.


El cantinero, al ser de ideas izquierdistas, entabla una discusión provocada por el grupo de Falange, comenzando éstos a propinarle una paliza de muerte, siendo socorrido por José y su hermano Elicio, que al escuchar los gritos, entran en la cantina a socorrer al dueño, resultando apuñalado “el Bicho” en una pierna, por parte de José Landera y dándose el grupo falangista a la fuga. Este primer encuentro y sus ideas políticas, marcarían en un futuro la persecución y muerte de mi tío.


La República en El Bierzo
La proclamación de la Republica de 1931 despertó en León, asi como en toda la zona minera de Fabero, una nueva esperanza,que se traducia en deseos bastante difusos de mejora y modernizacion. Durante el periodo republicano los dos sindicatos mayoritarios de Leon, fueron la UGT y la CNT. Siendo mayoritario el sindicato de la UGT en las cuencas mineras del Bierzo y Laciana (Ponferrada, Benbibre, Matarrosa del Sil, Villablino, etc) y la CNT en la Zona de FABERO, por medio del sindicato Unico Minero (SUM), liderado por Santiago Modino.-
A Fabero llegan multitud de mineros desde muchos puntos: Bélgica, Francia, Portugal, La Unión (Murcia), de Asturias, que introducen ideas renovadoras, anarquismo y socialismo, lo que da pie a una nueva clase social que sueña con un futuro mejor: la clase obrera.


En aquellos momentos la organización sindical predominante era la CNT, teniendo en Vicente Aparicio uno de sus máximos impulsores. La CNT, disponía su propio local, situado en el camino de Otero, equipado de un Ateneo, Biblioteca, sala de reuniones, donde se daban charlas, y la gente se instruia.


Se organizan reuniones sindicales clandestinas, en 1933-34 y 1935 a las que asisten la gran mayoria de los mineros. Su Tesorero era César Terrón Abad (nacido en 1915) -familiar lejano de los hermanos César y Ernesto Terrón, médicos de profesión y conocidos falangistas-, minero y Secretario de Finanzas de la CNT de Fabero, que había detenido en las revueltas mineras del 1933-34. Mas tarde César lucharía como capitán de una compañía de ametralladoras, con Higinio Carrocera, batiéndose valientemente en el Mazuco, y una vez caido el frente asturiano en 1937, regresa a Fabero, continuando su lucha como guerrillero en el monte.




Mineros de El Bierzo. Tiempos de injusticia social, en los que todos soñaban con una vida digna. En la foto se puede apreciar la temprana edad de algunos de estos obreros.

El sueño de la República independiente de Fabero

Tras proclamar la republica independiente de Fabero en 1933-34, la represión fue importante en la zona, aunque el movimiento sindical seguía siendo muy activo, las eleciones generales fueron ganadas por muy amplio margen, por parte de la República, organizados desde la cantina que tenía Pol en Fabero, lugar de reunion de los republicanos, y la derecha encabezada por el Cura y el comerciante Lobato, que andaban por las casas tanto el cura como este comerciante, pidiendo el voto para la derecha.



Lavadero de carbón, junto al río Sil


El sindicato predominante como hemos comentado era la CNT, y ya habíamos indicado anteriormente, estaba situado en la cruce de la carretera de Otero, en una casa construida con los fondos de los afiliados de la CNT y que, hasta el dia de hoy, ya en plena democracia, nunca se reclamó ni devolvió a sus legítimos propietarios este terreno como patrimonio sindical, y las Juventudes Libertarias tenían otro local a la entrada de Fabero, concretamente en la calle Jesús y María.




Minas de Fabero en la actualidad


Después del entusiasmo inicial de la proclamación de la República, pronto el electorado empezó a cerrar filas en torno a las formaciones conservadoras , y el 19 de diciembre de 1933 se perfiló una realidad más acorde con la composición sociológica de la provincia.Estas elecciones radicalizaron las posturas, hasta entonces moderadas, de los diferentes grupos y entonces la conflictividad política y social empezó a crecer de gran manera. Empiezan los problemas graves a partir de diciembre de 1933, cuando la CNT, en sus plenos y reuniones, lanza proclamas insurrecicionales en su lucha frontal contra lo que denominaban “ reformismo republicano”.

El 9 de diciembre los anarcosindicalistas de Fabero, encuadrados en el Sindicato Único Minero, proclaman el comunismo libertario, quemando a continuación los Registros de la Propiedad del Ayuntamiento de Fabero. A continuación toman el cuartel de la Guardia Civil de Vega de Espinareda, dirigiéndose a continuación hacia Ponferrada, capital de El Bierzo.




Mucha ilusión, ...y pocos medios

Pero el movimiento ya estaba muerto antes de nacer, pues no disponían de suficientes medios humanos, materiales u organizativos. Los mineros son detenidos en el cruce de las Carreteras de Ponferrada y Villafranca del Bierzo (León), siendo detenidos los principales responsables sindicales, mientras algunos mineros optaron por refugiarse en las montañas. Para empeorar la situación, en el año 1933 aumentan los problemas sociolaborales con respecto a años anteriores, con 42 huelgas y un total de 25.233 huelguistas.

Pero sin duda el hecho que marcó y definió las posturas de sectores influyentes, empresarios, campesinado y clero, fue la revolución de 1934 y que en León fue una pequeña reproducción de la insurrección asturiana, lo que sería hábilmente aprovechado por la derecha mas reaccionaria con el apoyo de la Iglesia, para desacreditar no sólo a los mineros, sino por extensión a todo lo que pudiese oler a la obra progresista republicana. Todo esto provocado ante la posibilidad de que la CEDA, un partido con un marcado carácter parafascista, accediera al poder, fue el detonante para que todas las fuerzas sindicales se unieran, provocando esta especie de proceso revolucionario.



18 de julio de 1936: Comienza la pesadilla en la cuenca minera de Fabero

Los hechos del 34 leonés quedarían marcados para el futuro. Nada más triunfar la sublevacion militar del 18 de julio de 1936 en la provincia, los objetivos tanto para las autoridades, como los grupos represivos (Falange, Somatenes, Guardia Civil, Ejército), serían todos aquellos que habían estado implicados de alguna manera en las revueltas de 1934.


Las consecuencias políticas a partir del 34 fueron tambien terribles en la zona, Debido a la persecución, realizada por la derecha por medio de la censura, la prensa, detenciones de los líderes y dirigentes de izquierda, perdiéndose toda la labor de tantos años de organización, se produjo un fortalecimiento de las opciones mas violentas de la derecha, como los falangistas y requetés.

El 18 de julio de 1936, se produce el levantamiento del Ejército "africano-militarista" y en la zona se tiene conocimiento, sobre las 11,00 de la noche, de que España estaba en guerra. Previamente, el 17 de julio las fuerzas de la Guardia Civil se habían marchado, concentrándose en la localidad de Ponferrada, capital comarcal del Bierzo leonés. Estos ya habían avisado previamente a los falangistas del pueblo de que estuvieran preparados.


Los mineros, aunque con pocos medios defensivos, se encuentran muy combativos y no dispuestos a claudicar tan fácilmente, se dan cuenta inmediatamente de la situación y empiezan a organizarse: Requisan los camiones y autobuses de las minas, organizan un Comité de Defensa, se raciona la comida, se organizan comidas populares para la gente necesitada en el Barrio de la Cortina. Se recogen armas por las casas y pueblos limítrofes, y se asaltan los polvorines de las minas.


Al final el armamento recogido son escopetas de caza, unos pocos fusiles con escasa munición y algunas pistolas. También se fabrican bombas de mano rudimentarias (compuestas de un tubo metálico de unos 25 o 30 cm de largo, relleno de pólvora negra y tornillos). Se prepara una línea defensiva en la zona de la carretera de Ponferrada, en el valle de acceso a Fabero (por ser el punto desde donde podían entrar camiones y vehículos), los mineros dominan las posiciones altas, desde "El Rebullín" por la parte derecha, y "Boreguero" por la izquierda.



Ramiro Pérez Granja, compañero de José Landera en el Comité de Defensa.


Amadeo Ramón Valledor, hijo de Amadeo Ramón Chachón, uno de los líderes sindicales bercianos. Conseguría escapar de la represión, y más tarde se integraría en las guerrillas, primero con César Terrón y posteriormente en la guerrilla catalana, junto con Quico Sabater y otros. El Comité de Defensa a partir del día 19 ordena a los mineros cenetistas, socialistas y comunistas, concentrarse en la Localidad de Villafranca del Bierzo, encabezados por Santiago Modino, Jacinto Rueda Perez (maestro republicano, y encargado de la organización sindical juvenil del sindicato de la CNT), José Landera Cachón (Periquete), César y Eloy Terrón Abad (este último, minero, nacido en 1919, en Fabero), Ramiro Perez Granja (minero, nacido en 1911, Fabero), Amadeo Ramón Cachón y sus hijos Amadeo, Manuel y Pascual Ramón Valledor (todos ellos de Guimara-León y mineros), Vicente Míguélez (minero), a éstos se unen sus compañeros del sindicato del Cemento de Toral de los Vados, encabezados por Abel Ares Perez (Toral de los Vados-León, 1909), quien mas tarde se integraría en la guerrilla leonesa.


Los improvisados milicianos se dirigen al ayuntamiento, solicitando armas al alcalde para la defensa, negándose éste a dárselas, como hicieron la mayoría de las autoridades leonesas en aquellos momentos. Los sindicalistas intentan desarmar a la Guardia Civil, unos 85 guardias, que todavía no habían abandonado la localidad. El teniente que los manda, López Allen, logra tranquilizar a los mineros, éstos montan también vigilancia permanente en torno al ayuntamiento. Ante la presión de los mineros el alcalde accede a desarmar a los falangistas de la zona, recogiéndose unas 150 armas sin apenas munición.

Los obreros a continuación se dirigen al convento de San Nicolás, donde había informaciones que aseguraban podía haber oculto un importante depósito de armas de los falangistas, pero el registro resulta infructuoso, por lo que los más exaltados pretenden incendiar el edificio, siendo evitado por los dirigentes sindicales nombrados anteriormente.


Horas más tarde, la Guardia Civil de Villafranca, mandada por el teniente López Allen, delante de todas las autoridades republicanas y los mineros jura fidelidad a la República a instancias del alcalde, partiendo con el puño en alto y dando vivas a la República, en dirección a Ponferrada, lugar de reunión de las fuerzas afines a los golpistas. Horas más tarde esta fuerza se pasaría a los "nacionales" traicionando su juramento a la legalidad constituida, volviendo sus armas contra ella.

Los mineros abandonan esta población, regresando a Fabero, donde comienzan las detenciones de los falangistas de la zona: Los hermanos (médicos) César y Ernesto Terrón, primos de los hermanos (republicanos) César y Eloy Terrón Abad, Lobato (comerciante), los hermanos Eliseo y Sindo (Fabero), José Alfonsón y Gervasio Ramón, entre otros. Estos son conducidos al ayuntamiento, no habiendo que lamentar incidentes, pues son puestos en libertad mas tarde, por intercesión de algunas personas ante los dirigentes sindicales, cosa que mas tarde ellos mismos lamentarían.....


El día 20 llegan a Fabero noticias de que en la capital berciana (Ponferrada), los falangistas y la Guardia Civil local se habían rebelado contra el Gobierno de la República, uniéndose a los militares sublevados del 18-J.

El día 21 las primeras columnas falangistas gallegas llegan a Ponferrada para apoyar a los golpistas, conquistándola sin resistencia alguna. Se producen detenciones en el Ayuntamiento y seguidamente arman a los falangistas de la zona, con el fin de hacerse cargo de los prisioneros republicanos y patrullar la zona.

Ese mismo día la Guardia Civil, ayudada por estas columnas lucenses, repite esta misma operación en Cacabelos y Villafranca, detienen a las autoridades, arman a los falangistas y derechistas de estas localidades. A la salida de Villafranca del Bierzo, y de camino a Ponferrada, las columnas de falangistas gallegos tienen un enfrentamiento con un grupo de mineros cenetistas de Fabero, encabezados por Jacinto Rueda Pérez, que había coordinado el Comité de Defensa de Fabero en ayuda de estas localidades.


A partir de ese momento Ponferrada se convierte en el lugar clave para decidir el futuro del "Alzamiento" franquista en la provincia de León. El día 20 las organizaciones sindicales ordenan a sus afiliados concentrarse en Ponferrada, haciéndolo así los mineros de Fabero, Sindicato del Cemento de Toral de los Vados, Villafranca, etc. así mismo llegan mineros de la comarca de Laciana, y por otra parte permanecían en Ponferrada algunos contingentes de mineros asturianos que intentaban regresar a Oviedo.


Estos grupos de trabajadores se unen en un intento de detener la sublevación, logran sitiar el cuartel de la Guardia Civil. Éste es defendido por el alférez Eugenio Sánchez, pero ante el desorden de los atacantes, tanto el capitán Roman Losada, máximo responsable de la zona, como el teniente López Allen con sus 85 números, procedentes de Villafranca, consiguen traspasar el cerco y entrar en el cuartel, traicionando el juramento de fidelidad a la República y uniéndose a los golpistas que ya estaban sitiados.






Elicio Landera Cachon, hermano de José Landera Cachón, (Lillo del Bierzo-Leon, nacido en 1911, de profesión minero). El uniforme que lleva en la fotografía es el de Caballeria del ejercito "nacional", pues tuvo que alistarse con ellos a condicion de que no le "pasearan" igual que a su hermano José. Tuvo que hacer la guerra al lado de los que mataron a su propio hermano.


Elicio tuvo que permanecer escondido en el desván de la casa familiar y su mujer, que tenía primos y un tio falangista, habló con ellos, rogándoles para ver de qué manera podian salvarle de las represalias. La solución que ofrecieron fue pagar una fuerte suma de dinero, a condicion de que le sacaran del pueblo, y claro, la otra condición, fue que se alistara con los militares "nacionales", llegando a participar entre otros frentes, en la batalla del Ebro.

Nunca pudo superar la pérdida de su hermano José y las terribles circunstancias de su muerte. cada vez que se hablaba de su hermano José "Periquete", las lágrimas afloraban en sus ojos. Mientras tanto, los representantes de los trabajadores se reúnen en el Ayuntamiento para pedirle armas al alcalde, D. Juan García Arias, que se negó al no recibir órdenes concretas de León. En pleno cerco al cuartel, el teniente de la Guardia de Asalto, Alejandro García Menéndez, que venia al mando de un grupo de mineros de Asturias, se ofrece voluntario para parlamentar con los sitiados, y con una bandera blanca, entra en solitario en el cuartel de la Guardia Civil, y es detenido nada mas entrar, siendo un duro revés para los mineros, ya que el teniente García Menéndez era el único militar profesional para organizar el caótico operativo defensivo de los mineros. Este intento de evitar derramamientos de sangre, le costó caro, no contaba con que los sublevados fascistas no respetarían su bandera blanca. El teniente García fue fusilado el 29 de Julio.


Pese a este inconveniente para los mineros, la situación de los guardias civiles se hacia difícil por momentos, dado el número de mineros, la pólvora de que disponían y la habilidad y arrojo con la que los mineros la manejaban.


El día 21 llega en su ayuda una columna del Regimiento de Infantería Zaragoza 21, procedente de Lugo, al mando del Comandante Manso, apoyada por la Aviación facciosa. Levantan el cerco del cuartel, y con fuego de morteros atacan el Ayuntamiento, detienen a las autoridades, y terminan desalojando a los mineros de los barrios de las afueras y de la fortaleza medieval en que se habían refugiado, donde habían intentado reorganizarse.


El balance de este desigual combate fue trágico para los trabajadores: 17 muertos. Por lo que los mineros de Fabero, entre los que se encontraba José Landera Cachón (Periquete), regresan a su pueblo a continuar la defensa. "Periquete", con algunos compañeros hará una incursión en el pueblo de San Vicente, para intentar recoger armas, detienen al falangista Isidro Baelo (que luego seria el autor de varias muertes, entre ellas una chica de 16 años), y al negarse éste a entregar una pistola que tenia, simplemente le dieron unas bofetadas, dejándole a continuación en libertad sin mas consecuencias, lo que denota una vez mas la nobleza e ingenuidad de aquellos mineros.


El primer intento de entrar en Fabero, es organizado por una columna de falangistas procedentes de la poblaciones de Argallo, Sorbeda, Paramo del Sil y otras localidades limítrofes. Intentan entrar por la zona denominada Valdesalgueiro,una zona que estaba prácticamente desprotegida, ya que los mineros tenían concentrada la defensa en la carretera de acceso a Fabero. El ataque fue repelido por los mineros, volviendo a intentarlo días mas tarde, resultando muerto en este combate Pascual Amador Valledor, hermano del que sería un famoso miembro de la guerrilla catalana durante el franquismo, Amadeo Ramón Valledor (Guimara-León).


Mientras tanto José Landera (Periquete), con algunos compañeros como Eloy y César Terrón Abad, "Carrero", Abel Ares (Toral de los Vados), apodado "el Pelao" (Cantejeira) y otros, se encontraban organizando la defensa en la zona principal desde donde pensaban que iban a provenir los ataques más fuertes, desde las zonas del "Rebullin" y "Boreguero", citadas anteriormente.



Este sería el escenario de los dos intentos de conquistar Fabero por parte de la Guardia Civil de Ponferrada junto con miembros de la Falange de la zona. Aunque hubo también alguna que otra incursión, como cuando una noche, burlando la vigilancia, un grupo de falangistas entran en Fabero y quemaron varias casas, huyendo a continuación.


Otro día un grupo de mineros entre los que estaba José Landera, se acercan hasta las inmediaciones de Vega de Espinareda, manteniendo un tiroteo con los falangistas del pueblo.


Este testimonio lo relataba un carpintero de ese pueblo (Lucas Martínez), que se sentía muy agradecido a José Landera, ya que según él, le salvó la vida, pues este señor -en aquellos dias era muy joven- se encontró en medio del tiroteo, su caballo se desbocó, y fue a parar donde estaban el grupo de mineros de Landera. Este señor que era sobrino del cura del pueblo, y algunos mineros sospecharon que venia a espiar para pasar información a los falangistas, por lo que lo querían detenerlo, interponiéndose Landera en su defensa, dejándole marchar, ya que era solo un crío.
Los días trascurrían con gran nerviosismo en la zona de Fabero, casi todos los días había rumores de que venían los fascistas y pronto empezaron a llegar noticias alarmantes de la zona del Bierzo Bajo, donde grupos de Falange ya estaban cometiendo verdaderas atrocidades por los pueblos y caseríos.


Empezó a cundir la alarma entre la población, ya empezaban a aparecer cadáveres en las cunetas y montes bercianos por doquier, los elementos de la Falange empezaban a llevarse gente con la excusa de tomarles declaración y sus familiares no volvían a verlos, de repente alguien tocaba las campanas de la iglesia y la gente corría a esconderse, hasta que se daban cuenta que era una falsa alarma.


A finales del mes de julio, sobre el 26, hay un primer intento por parte de los falangistas y Guardia Civil de tomar Fabero, pero más bien fue una toma de contacto para estudiar las posiciones defensivas de los mineros. Unos días después, sobre el 18 de agosto, un gran contingente de falangistas de la zona encabezados por los hermanos Terrón, César y Ernesto, Lobato (comerciante de Valtuille-León, afincado en Fabero), Nicandro, Arturón (Sesamo), el mismo cura de Fabero, Maximiliano, que marchaba en cabeza, con gorra, distintivos falangistas y correajes... entre otros, y siempre apoyados por la fuerzas de la Guardia Civil, atacan Fabero por la zona donde tienen organizada la defensa los mineros.

En esta "línea defensiva" se encuentra José Landera "Periquete" luchando, en la carretera principal de acceso al pueblo, con los mineros dominando las posiciones altas del valle de acceso desde "El Rebullín" por la derecha y el "Borreguero" por la izquierda, e intentando hacer frente a este contingente, es cuando les llegan noticias de que un gran contingente militar baja por la "Rubiona" hacia sus posiciones. Comprendiendo que es imposible hacerles frente, debido al gran número de fuerzas y armamento desplegados, el Comité de Defensa da la orden de evacuación inmediata de la zona.


Todo el mundo huye a la desesperada, ya que ningún "nacional" quiere guardarle en su casa, muy al contrario que los republicanos, como los Pérez-Granja, que habían guardado a gente en sus casas, entre ellos a muchos falangistas, para que no fueran represaliados. Incluso algunas mujeres y niños que no pueden huir se esconden en las inmediaciones del pueblo en las regueras, entre la vegetación, sin alimentos, pasando varios días sin comer, hasta que la mayor parte de la fuerza represiva abandona la zona.


El resto de la gente que consigue huir, toma dos direcciones, una hacia los montes de los Ancares Leoneses, concretamente al pueblo de Tejedo. Desde este pueblo saldrá la primera columna, hacia el frente asturiano, la otra hacia la zona del Valle de Fornela, concretamente al Pueblo de Guimara, desde donde saldrá la segunda columna hacia Asturias no sin antes sufrir numerosas bajas.

El Comité de Defensa de los mineros de Fabero, se vuelve a organizar en estas dos poblaciones, y se apresuran a realizar los preparativos para dirigirse a la zona leal republicana más cercana, la de Asturias. Muchos de ellos moririan abrasados por las bombas incendiarias de la aviación italiana en la legendaria defensa del Mazuco.










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JORGE SEMPRUN

'Sin memoria, yo no existiría'

Juan Cruz EL PAIS SEMANAL - 16-12-2007
ttp://www.elpais. com/articulo/ portada/memoria/ existiria/ elpepusoceps/ 20071216elpepspo r_5/Tes/

Es un militante de la memoria. Sus recuerdos guardan la historia reciente de España y de todas las vidas que ha vivido. Este intelectual español y francés sigue escribiendo para no olvidar. Este hombre es memoria. Pura memoria.

En La escritura o la vida, Jorge Semprún cuenta su experiencia como deportado 44.904 en el campo de concentración de Buchenwald, en la Alemania de Hitler. 'Todo me había ocurrido, ya nada podía sucederme. Nada sino la vida, para devorarla con avidez'.

Cuando se produjo la liberación, este joven, que sólo tenía 22 años y ya había sido resistente en Francia contra la Gestapo , bebió, bailó, corrió caminos hasta volver a París. Empezó a devorar la vida, y la devoró a veces con pasión y con placer, y a veces con melancolía, jamás con el sentimiento de la derrota.

Exiliado español, huérfano de madre muy pronto, hijo de un católico que había preferido la República , nieto de Antonio Maura, abrazó la diáspora mientras estaba en Biarritz, de vacaciones con su padre, y luego fue, en los años cincuenta, un comunista que desafió a Franco en España (durante un tiempo, en casa del poeta Ángel González) con el nombre de Federico Sánchez. Luego fue expulsado por Santiago Carrillo del Partido Comunista de España, junto a Fernando Claudín, y siguió abrazando la escritura y la vida; fue guionista de muchas películas célebres, algunas de las cuales las hizo con Alain Resnais, Costa-Gavras y casi siempre con Yves Montand; noveló su vida y otras vidas (El largo viaje, La segunda muerte de Ramón Mercader, Aquel domingo, Autobiografía de Federico Sánchez), y fue ministro de Cultura con Felipe González entre 1988 y 1991.

Felipe le llamó un día, le dijo que le divertía imaginar que los que le persiguieron largo tiempo, le guardaran ahora, y le confió un sitio en el Consejo de Ministros. La vivienda que le asignaron estaba al lado de la casa donde vivió su infancia, muy cerca de la casa de su abuelo. Un día le llevaron al domicilio de Antonio Maura, muchos años después, ya siendo ministro, y fue él quien guió, con una memoria que no ha conocido altibajos, los pasos de los que pretendían enseñarle el sitio de sus correrías de chico. 'Aquí estaba la cama, aquí la mesilla, aquí tenía las pantuflas el abuelo'.

Con esa minuciosidad de orfebre de la memoria sigue contando Semprún, a sus 84 años, sus andanzas y también sus conversaciones. Le hablamos de un contemporáneo: 'Sí, la primera vez que le vi, él estaba vestido con una chaqueta verde, ¡verde para aquellos tiempos! Y estábamos en el café Varela, en Madrid; también estaba Pepe Hierro...'. Sus memorias alcanzan una intensidad especial, emocionante, en ese libro que citamos al principio, La escritura o la vida (Tusquets, como casi toda su obra), donde acaso reempieza su biografía, donde renace Semprún con su propia identidad, despojado del pavor encerrado de la guerra que hizo Hitler.

Ahí hay un párrafo que acaso complementa esa decisión de 'devorar' la vida, y que se produce enseguida que sale a la calle, liberado: 'Mi cuerpo se relajó. Me acordé de que éramos libres. Una especie de violenta felicidad me invadió, un estremecimiento de toda el alma. Me acordé de que tenía proyectos para ese día que comenzaba'.

Tenía proyectos para ese día, tuvo proyectos siempre. Ahora, cuando le vemos en París y él acaba de perder a su mujer, Colette, Jorge Semprún, que sufre ligeros achaques de salud, sigue teniendo proyectos: escribe más memorias, una novela en preparación y alterna unos ensayos políticos con ciertas reflexiones personales. Da un manotazo sobre la mesa, como descartando la posibilidad, cuando se le dice que a él, que ha sido premiado en París, en Francfort y en Jerusalén, alguna vez tendrían que premiarle en este país, en el que sirvió como soldado de frentes políticos y civiles; habla en voz baja de los que devinieron enemigos suyos (Carrillo: ésta es una voz de su diccionario tachado); come con apetito en un viejo bistrot del que tiene una memoria nítida, y eso que estuvo en él hace treinta años.

Le encontramos en su casa, a mediodía, un día de huelga casi general en París; vestía con uno de esos suéteres grises de cuello alto que son habituales en su indumentaria. Surgió desde el piso de abajo, y ocupó una mesa redonda, grande, en su dúplex, junto a la cocina. Acostumbrado ahora a ser la mitad restante de la casa, sigue conservando, a pesar de los años y de la biografía, a pesar de cierta melancolía que inevitablemente hace caer sus párpados hacia el suelo, la vitalidad, animado a seguir, 'aunque la procesión vaya por dentro'. Educado (primero en alemán, después en francés) para ser un europeo pudoroso y discreto acerca de lo que hay dentro de su corazón, ha escrito algunas de las páginas autobiográficas más abiertas de su generación civil y política. Como André Malraux 'un referente que a veces parece incluso el modelo de su hoja de ruta, como militante y como escritor', ha estado toda su vida buscando 'la región crucial del Alma donde el Mal absoluto se opone a la fraternidad' .

Pero eso no lo ha hecho como un teórico, sino exactamente como un militante. ¿Militante hoy? 'Sí, de la memoria'. Aún sueña con algunos hechos de su vida, y el más recurrente le sitúa, junto a Claudín, venciendo en su lucha contra Carrillo, en el PCE. Luego se despierta, y sigue viviendo, devorando, como puede, la vida. En su casa, rodeado de cuadros (algunos de ellos, de su gran amigo Eduardo Arroyo) y libros, sobre todo de arte, Semprún se pregunta: '¿Y de qué quieres hablar? Si ya lo he dicho todo'. De la infancia; queríamos hablar de la infancia, sobre todo, ochenta años después.

Volvamos a La escritura o la vida. Ahí hay una frase que usted le dice a un compañero de la Resistencia , cuando van a apresar a un alemán. Y el alemán se pone a cantar.

Sí, canta La paloma en alemán. Y yo me quedo paralizado.

Y su compañero se asusta. Sí, me pregunta: ¿qué te está pasando?, o algo así.

Y usted le dice: 'Me está pasando 'La paloma'. Eso es todo. La infancia española que me golpea en pleno rostro' . Sí, eso ocurrió entre 1943 y 1944. Y estábamos en una emboscada otros resistentes franceses y yo.. Y viene un soldado alemán con su moto; se acerca a un río, a beber agua, supongo; nosotros le vigilamos. Era una ocasión perfecta para disparar, quitarle el arma, quedarnos con su moto. Y cuando vamos a disparar, el chico se pone a cantar La paloma en alemán. ¡Era una canción de mi infancia, de la calle, de Madrid! Yo no podía disparar contra aquel pobre soldado alemán.

¿Y cuál es el momento más antiguo que le ha pasado por su memoria, de su infancia, Semprún? Casi parece inverosímil. Yo mismo he creído que era inverosímil. Que no era un recuerdo como tal, sino reconstruido a base de relatos de mi madre. Según mis cálculos, es de cuando yo tenía dos años. Mi madre nos llevaba a dos o tres de sus hijos - éramos siete, no podíamos ir todos - a ver a mi abuelo. Estaba ya recluido en su casa, viejito, enfermo. Recuerdo la escena exactamente. La barba blanca, la manta escocesa sobre las rodillas, todos los detalles. Cuando hago los cálculos me doy cuenta de que yo debo de tener dos años, porque yo nací en 1923 y el abuelo murió en 1925.

Pero muchos años más tarde recordaba perfectamente el lugar... Sí, en 1988, cuando Felipe me hizo ministro, el duque de Maura de esta época, mi primo Pérez Maura, me invitó a comer a esa casa. Y les conté la historia. Entonces él me invitó a ir a la planta baja de la casa, que se conserva tal como fue entonces. Cruzamos por un laberinto de pasillos, hasta el despacho del abuelo. Y allí estaba la silla que yo recordaba, tal cual. Le digo a mi primo: '¿Y dónde está la manta escocesa?'. Y me dice: 'La hemos tenido que tirar, se había apolillado'. O sea, que hasta la manta escocesa era verdad.

Un instrumento extraordinario la memoria. Sí, para bien y para mal. Extraordinario.

Le ha servido como escritor. Y para vivir. Un político clandestino que trabaja con nombre supuesto tiene que recordar muy bien cuál es su identidad falsa. Si te llaman por ese nombre y no contestas estás muerto. Y si contestas a tu nombre verdadero estás muerto también. La memoria es el hilo de la identidad. Yo sé quién soy porque recuerdo tal y tal cosa, y luego recuerdo toda la vida. Pero si tienes poca memoria es posible que llegues a no saber quién eres.

Usted ha ido memorizando algunos de los acontecimientos más graves del siglo XX. Primero, la Guerra Civil.Pero eso no es mérito mío. Nací en 1923, así que la guerra empieza cuando tengo 13 años, me meto en la Resistencia cuando tengo 18, me deportan cuando tengo 19. Eso tiene sus consecuencias personales, claro, imagínate el torbellino, un chiquillo y ya con todas esas experiencias. La época no la he elegido yo. Dentro de esa época he elegido ser una cosa y no la otra.

Otro recuerdo en el que usted hurga en sus libros es el del pasillo de su casa, ese hueco en el que al final usted cree que hay un tesoro... Había ropa. Los secretos que yo creía que había eran los secretos de la intimidad. Y la relación con mi madre se trunca, así que siempre se queda el misterio; ella murió en 1932, cuando éramos muy pequeños. Yo tenía ocho años, y ésa es una edad en la que los recuerdos se quedan como episodios intensos, y todo se mezcla luego, cuando evocas. La infancia es una relación que pesa mucho; la madre, la ausencia de la madre, la patria, esa palabra tan rara de manejar. El exilio, todo en una misma época, o casi, se concentra en el periodo de la infancia. Yo podría estar escribiendo, si tuviera tiempo y ganas, veinte libros sobre la infancia. Pero sucede que no tengo tiempo ni ganas. Yo era un niño cuando llega la II República , y era un chiquillo cuando empieza la guerra. Qué materiales para la escritura.

Está en Buchenwald aún cuando recuerda el 14 de abril de 1945. Los americanos nos habían liberado el 11 de abril, pero seguíamos allí. Y, es curioso, de los 18 días que pasan entre que salgo del campo y regreso a París tengo muy pocos recuerdos.

Dieciocho días sin recuerdos. Poquísimos. Si pongo juntos esos 18 días y los reacomodo, tendré cuatro o cinco horas de recuerdos, no más. ¿Qué ha pasado con ese tiempo? ¿Qué he hecho? Conozco el marco geográfico, el escenario; dormía en el barracón de siempre, pero comíamos mejor. Recuerdo algunas cosas muy fragmentarias, así que si las reconstruyo sería sólo gracias a la ficción. A veces la memoria te juega malas pasadas.

A veces ayuda, olvidando. He pensado eso alguna vez. Pero, claro, buscando, indagando, haciendo un esfuerzo de memoria, puedes llegar a reconstruir momentos.

Lo que sí queda claro es que usted fue plenamente consciente de los periodos históricos que vivió antes, en la infancia. Y en un momento de sus memorias declara, sobre la Guerra Civil : 'Era inevitable'. ¿Por qué percibía que lo era? Tengo las imágenes directas de aquella época. Tengo recuerdos de radio, de discursos. Y los discursos llevaban a una guerra civil. Una época de enorme tensión. Y ahora, cuando está terminándose 2007, escuchas algunos discursos y oyes otra vez el latido que entonces hacía presagiar la Guerra Civil.

¿Tanto? Exactamente el discurso de 1936, en los momentos previos a la Guerra Civil. Lo que pasa es que ahora España ha cambiado, el mundo ha cambiado, no estamos en la misma situación; eso no quiere decir, por tanto, que ese discurso vaya a terminar en guerra civil. Pero hay veces que oyes algún discurso de la derecha española o de una fracción de la derecha española de hoy y recuerdas exactamente el discurso de 1936: la España rota, la España destruida. Parece que no les falta más que reinventar algunos de los lemas del franquismo: 'Más vale una España rota que una España roja'. Hasta ahí no llegan.

Hace diez años, usted hizo la misma advertencia. 'Esto que está pasando me recuerda lo que sucedió entonces'. Pero entonces a esos discursos sucedió una guerra, que muchos vimos como inevitable. ¿Por qué la vi como inevitable? Porque cada día de febrero, de marzo de 1936, cada día era día de guerra civil. Guerra civil semicontrolada, una guerra civil que todavía no alcanzaba su punto de ignición, pero era ya ése el clima que se vivía. En este momento no estoy atribuyendo responsabilidades más a unos que a otros, sino que estoy diciendo que se vivía como inevitable. En algunos sectores casi se deseaba, para que estallara la enorme presión que había en el país.

¿Algún recuerdo concreto? No por haberlo vivido, sino por habérselo oído contar a mi padre; alguna reunión previa a la Guerrra Civil , de 1936. Él había ido a casa de un amigo íntimo suyo, Eusebio Oliver, gastroenterólogo. Allí iba a leer Federico García Lorca La casa de Bernarda Alba. Al final de la lectura y de la cena se habló de la situación; algunos de los asistentes, con gran asombro de mi padre, no sólo veían la guerra como inminente, sino que deseaban que hubiera una intervención, a ver si acababa el desasosiego. Y es ahí donde Federico decidió y dijo: 'Yo me voy de Madrid, a Granada, que es más tranquila, por si pasa algo'. Y en Granada lo mataron. No es un recuerdo que haya vivido yo, me lo contó mi padre al poco de ocurrir.

Da repelús hoy recordar lo que se dijo en esa reunión, la decisión de Lorca. ¿De veras que lo hemos superado? ¿No sigue estando ese espíritu en el inconsciente de los españoles?Bueno, habría que ver. Yo creo que está en algunos discursos. Pero la experiencia profunda está en contra de eso. Esos discursos están bastante superados; la experiencia de la reconciliació n, de la superación de aquellas cosas, es la que prevalece, por mucho que ahora se evoque de nuevo un espíritu contrario.

También decía usted, evocando ese episodio, que la guerra tenía que acabar como acabó.Objetivamente era muy difícil que acabara bien para los republicanos. Es muy difícil pensarlo teniendo en cuenta la soledad de la República , y el conflicto en el propio campo republicano. Para ganar la guerra, la República hubiera debido contar con el apoyo de Inglaterra y de Francia, y no lo tuvo.

Su madre murió muy pronto. ¿Cuál es su recuerdo? Estaba muy presente, era muy cariñosa, y en mi recuerdo, bellísima... Pero no puedo contrastar mi recuerdo con la realidad porque no tengo nada sino mi propio recuerdo. No hay ningún recuerdo de la familia. La Guerra Civil nos cogió de vacaciones; allí, en la casa, se quedaron los papeles, las fotos... Madrid, barrio de Salamanca, una casa burguesa: aquello fue saqueado a conciencia.

¿Y no hay ni una foto? No queda nada. La única foto que yo tengo de mi madre es una reproducida de un reportaje de la revista Blanco y Negro, en una recepción en la casa de don Antonio Maura, director de la Real Academia. Y en una de esas fotos están las hijas de don Antonio... Incluso no tengo la certeza absoluta de que ella sea la hija, porque en la inscripción que hay en el pie de la foto no está muy clara su identidad.

Pero tiene recuerdos de ella. Son recuerdos de infancia, y de primera infancia. Ella murió cuando yo era muy niño de una cosa absurda: una infección producida por el roce de un zapato demasiado estrecho. Entonces no existía la penicilina, con ella no se hubiera muerto.

¿Y su padre? Era un hombre muy valiente intelectualmente. Se sumó a la República , siendo católico. Pero era un hombre sin sentido práctico de la vida. A veces me recuerda a personajes de las novelas rusas, de Chéjov, por ejemplo. Lo único práctico que hacía era conducir un coche, eso lo hacía muy bien. ¡Pero era incapaz de llevar una carta al buzón!

La guerra les alcanza fuera de España.Sí, y durante algún tiempo seguíamos confiando en que la guerra terminaría favorablemente para la República. El exilio se nos vino encima ya en 1939. Pero, curiosamente, para mí se interrumpe en 1943, cuando entro en el campo de concentración de Buchenwald.

Le detuvieron como español. Sí, yo tenía una identidad falsa. Los alemanes se extrañaron de que fuera un español; un aliado, a fin de cuentas. La documentación provenía del consulado español; nos recomendaron que nos hiciéramos la documentación ahí, por la foto, era más fiable, y luego me cambiaron el nombre, Sorel. Era muy visible la falsificación. Me arrestaron, pero no me interrogaron enseguida, de modo que tuve tiempo de fabricarme una historia. Les monté una estrategia, pero se cansaron antes de que la desarrollara del todo. Y no me mataron, me deportaron. Tenía mucho aguante.

¿Y de dónde venía esa madurez, esa capacidad de reaccionar?Es una consecuencia de la historia. A los 16 años, en París con mi padre, no teníamos un céntimo; él daba clases en un colegio religioso en las afueras de París. Así que yo me las tuve que arreglar.

Y le sirvió para la clandestinidad y para el campo de concentración. Más para la clandestinidad que para el campo, porque en la clandestinidad estuve más años. En la España franquista te podían dar palizas de muerte si te localizaban, pero en el campo ibas al crematorio si te hallaban haciendo trabajos clandestinos.

¿Cuál es para usted la foto de su llegada al campo?Clarísima: un tren en el que estoy cinco días y cuatro noches, 120 personas apretadas en un vagón de mercancías; tanto que yo, durante todo el viaje, casi nunca pude tener los dos pies apoyados en el suelo al mismo tiempo. Allí nadie respiraba, el calor era insoportable?

Y el olor. El mal olor. Pero al llegar a la estación del campo, la escena fue wagneriana. Un sitio con focos potentísimos en mitad de la noche, los perros de las SS, las águilas hitlerianas. Y llegas a una puerta monumental, y a partir de esa puerta, el silencio. Te acompañan personajes que no van de uniforme, pero tampoco llevan el traje a rayas; son los internos que están a cargo del orden del campo. Aquellos hombres van cubiertos de ...

... harapos... Como yo mismo enseguida. Uno de esos tipos me dice, en alemán: !Se ha terminado. Habéis llegado. Somos antifascistas como vosotros'. ¡Es una locura! ¡Llegas y no entiendes nada! Claro, lo entiendes unos días después. Es un cambio brusco, de los perros que te amedrentan, los culatazos, a este ambiente de silencio que ordenan los tuyos. No hay gritos, ni insultos, ni porrazos. Todos los campos no eran así, en éste los antifascistas tenían el poder interno, era un campo muy especial.

Volvió en 1992. Y escribió: 'Una vida más tarde, varias vidas, varias muertes más tarde, estaba de nuevo en el dramático espacio vacío del Appelpltaz de Buchenwald'. Un momento tremendo.Yo no quería volver, y nunca regresé en esas excursiones de sobrevivientes. Además, dos meses más tarde de haber sido evacuado volvió a abrirse como campo de concentración de la policía política soviética, en su zona de ocupación. Pero cuando se reunificó Alemania y ya ése era un campo de la memoria, pude volver a Buchenwald, incitado por un programa de la televisión francesa. Yo estaba escribiendo La escritura o la vida, y me costaba, y pensé que quizá volviendo al campo podía rememorar mejor lo que había sucedido. Fui con los nietos, de 17 y 20 años.

¿Cómo fue la conversación con los nietos? Fue muy buena; yo nunca había contado en familia lo que sucedió allí. Y los jóvenes tienen una mirada sobre el pasado realmente desaprensiva, insolente incluso. Y ahí me pasó una anécdota curiosa. Mientras les estaba contando el primer interrogatorio, sobre mi oficio, un hombre que estaba en la recepción de este lugar de memoria me rectifica. 'No fue así', dice. En la ficha, que fue a buscar, no decía que yo fuera estudiante, como yo creía que decía. Decía: Estuquista'. Se decía parecido, y quien me recibió en el campo me lo había dicho, en efecto: aquí se salva quien sabe hacer algo, y puso estuquista. Francisco Largo Caballero fue estuquista. Y aparecer como estuquista me salvó la vida, porque era un oficio especializado.

¿E hizo algún trabajo de estuquista? Nada, nada. Me mandaron a la oficina, donde era necesario hablar alemán. Ese era otro privilegio; si no hubiera sabido alemán habría trabajado con pico y pala.

¿Qué es lo más difícil de recordar de todo lo que usted ha recordado? Las posibilidades del hombre de hacer el mal. En mis recuerdos del campo no insisto voluntariamente en los horrores que puede provocar la posibilidad humana de hacer el mal. Insisto en la posibilidad de hacer el bien. Yo prefiero recordar al hombre rompiendo un trozo de su pan para dárselo a un compañero.

Dice usted mucho la metáfora del pan. Porque es el símbolo de la vida. 'El pan nuestro de cada día'. El que no tuviera pan se moría de hambre. El pan, además, se iba achicando a medida que avanzaba la guerra, se convertía en nada. Y terminabas devorándolo; bueno, no: masticándolo eternamente, hasta el final. Para que durara lo más posible.

Dígame, Semprún, cómo fue ese momento, esa foto final de Buchenwald, el 11 de abril de 1945. A las ocho de la mañana se oyen las sirenas de alarma, los altavoces avisan a las SS de que deben replegarse. Luego los aviones americanos empiezan a volar muy bajo, por encima del campo. Se retiran las SS. Los primeros americanos que entran en el campo llegan a las cinco de la tarde, y se encuentran que allí dentro hay un verdadero ejército en armas. Y fuimos saliendo, unos con fusiles, otros con bazucas, un arma absurda.

Y dice usted: 'Todo me había ocurrido, ya nada podía ocurrirme. Nada sino la vida' No recordaba haber escrito eso. Y además, aún no recordándolo, confirmo que es exactamente la impresión, la sensación que tenía en aquel momento.

Y no ha cesado de tenerla, y de contarlo. Cuando dejó la casa de Ángel González y abandonó la clandestinidad madrileña, le dijo al poeta que le dio cobijo: 'Lo que yo quiero ser de veras es un escritor'. Pero todo conspiraba para que fuera un activista. Sí, en efecto. Yo quería ser escritor desde los ocho años. Mi madre lo dijo un día, en Santander: 'Éste', hablando de mí, 'será, o escritor, o presidente de la República '. Para presidente de la República se me cerró la posibilidad. Entonces soy escritor.

¿Y ahora qué escribe?Estació n de ánimas. Es un libro muy extraño. No es una novela, ni un relato, ni un ensayo. Parte de una sentencia de Séneca, sobre la muerte: 'Postem morten nihil est'. La muerte misma no es nada. Eso es para mí la muerte, y eso es lo más angustioso, no es nada. La idea de nada.

¿Y en qué momento, Semprún, se halla la historia, la de España, la de Europa? Usted suele citar unos versos de Jaime Gil de Biedma, que dicen que la historia de España siempre termina mal...La historia es interminable, la de España, la de Europa. España es un país que se lleva muy mal con su pasado. Siempre se ha asombrado de su presente y de su pasado, y los ha reconciliado mal. Mira lo que dice Ortega: 'Dios mío, ¿qué es España?'. Eso no se lo hubiera preguntado nunca un francés.

¿Y usted cómo se lleva con su propia memoria? Muy bien. Sin memoria, sin seudónimos, sin falsas identidades, yo no existiría.

Tanta historia como ha vivido le habrá abierto espacios para el rencor. Rencor no siento ni por el Generalísimo. ¿Rencor personal? No sé si será una suerte o una desgracia, pero no sé lo que es. Siento extrañeza o cólera, y admiración por quienes se han podido reconciliar con su propio pasado. Por ejemplo, por Dionisio Ridruejo, que siempre tuvo una lucidez extraordinaria para hablar de su pasado falangista.

En algún momento de sus libros se pregunta por su verdadera patria. ¿De dónde soy? ¿Español o francés? Tiendo a decir que soy un escritor francés; sólo he escrito un libro en español, Veinte años y un día, porque ocurría en España. Me molestan los defectos españoles y me molestan los defectos franceses. Soy más bien un ilustrado francés o un afrancesado. Luis Buñuel se reía de los que le decían afrancesado: 'A mucha honra, afrancesado a mucha honra', decía. ¡Ja, ja! Qué razón tenía Buñuel.



Entre la política y la vida

Intelectual y hombre de acción. Ambos atributos, Jorge Semprún los ha combinado a lo largo de su dilatada vida. Niño en la II República , adolescente en la Guerra Civil , conoció el exilio y la deportación a la edad en que otros sólo piensan en echarse novia.Comunista. Militante en la clandestinidad, vivió una vida de riesgo a saltos entre España y Francia. Aquella experiencia y su posterior expulsión del PCE la reflejó en un libro con el que ganó el Planeta en 1977, Autobiografía de Federico Sánchez, su nombre de guerra, en la que propinó sonoros golpes a Santiago Carrillo, su bestia negra.Ministro de Cultura entre 1988 y 1991 con Felipe González, vivió de cerca la ruptura con Alfonso Guerra. Salió del Gobierno y de la política, y escribió Federico Sánchez se despide de ustedes.?El largo viaje?, su primera novela (1964), es un hermoso relato de su etapa en la Resistencia. Años después volcó sus recuerdos del campo de concentración en La escritura o la vida.

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jueves, 20 de diciembre de 2007

MIGUEL TRIAY UN GRANDE

TRADUCCIÓN DEL POSTFACIO DEL LIBRO SABLE AMER DE MIGUEL TRIAY (2006, CARCASSONNE, FRANCIA)

Existen en la vida de mujeres y hombres momentos catastróficos en los que todo se trastoca en instantes. Para 450.000 republicanos españoles, la catástrofe se presentó a fines de enero de 1939, con la caída de Barcelona, antes de que cayera definitivamente Madrid, bajo los ataques de los rebeldes franquistas.
A partir de ese momento el destino de hombres, mujeres, gente mayor, niños se enrumbó hacia situaciones y lugares que no habían sido columbrados por ellos antes. La derrota colectiva se asumía también como derrota individual, en soledad, a veces en familia. Sin duda nunca podremos expresar el alcance del horror del hacinamiento en los campos de concentración en las playas del Rosellón, en los cuales al dolor de la derrota política se añadió la humillación impuesta a los refugiados españoles por la República Francesa. Humillación incomprensible para los republicanos, pero que sin embargo permitía vislumbrar entre los hechos y los acontecimientos lo que era conocido ya por otros pueblos llegados antes que los españoles, que habían sufrido el desprecio, el paternalismo de la administración francesa, y, algunas veces, el odio salvaje de algunos ciudadanos “autóctonos”, cuya imaginación mórbida les hacía creer en un complot extranjero contra su “raza”.
Los republicanos españoles, concentrados sobre las playas, fueron luego escogidos, seleccionados, es decir, pasados por “comisiones de selección” por medio de las cuales la administración francesa quería saber qué hacer con ellos en una segunda etapa. Se separó a las familias, mujeres y niños por un lado, milicianos padres y esposos, por otro. Francia debía protegerse del peligro que representaba toda esta gente. Se les vacunó y revacunó. Dentro de las estructuras inconscientes que decidían su porvenir, los republicanos españoles eran portadores de enfermedades: la enfermedad de los “rojos” que podía contaminar, en la fase final del Frente Popular francés, a las clases menesterosas, a la plebe, siempre lista a sublevarse y a pedir reivindicaciones. También era posible el vector mórbido de la competencia económica, en una época en que el desempleo era muy alto en Francia, en la que no se quería tener una mano de obra muy trabajadora que tomara el lugar de los franceses. Enfermedad de todo lo proveniente de España, considerado como país exótico, preñado de patologías demasiado meridionales, país casi de salvajes.
Es evidente que el punto de vista de la administración francesa chocó a los republicanos refugiados. Muchos de ellos no podían creer hasta qué punto la acogida que se les daba estaba lejos del ideal humanitario que traían en el alma y cuyo origen se encontraba justamente ahí, en Francia. Algunos no hicieron caso de algo que podía ser aparente, estando imbuidos de las ideas de la Ilustración, atribuyeron a un conjunto de circunstancias desgraciadas la poca preparación de las autoridades francesas para recibirlos, convencidos come estaban de que la verdadera República Francesa iba a revelarse finalmente para reconocer a sus hijos más allá de las nacionalidades. Algunos otros, más pragmáticos, comprendieron rápidamente la expresión de la realidad: el estorbo que representaba esta muchedumbre abigarrada, horrorosa por la cantidad de personas en un espacio tan reducido, cuya manutención era pagada por el Estado francés, debía ser lo más corto posible.
No todos conocieron los campos de mierda. En Montolieu se trató bien a obreros, empleados, a algunos privilegiados, porque la suerte de los “intelectuales” de la que eran vigilantes, desde París, algunos artistas, periodistas y escritores franceses parecía resumir a toda la España republicana. Por dicha su destino no fue parecido al de Antonio Machado. Felizmente se fueron a América Latina antes que las soluciones se terminaran.
Los simples obreros y milicianos que no regresaron a la España de Franco enfrentaron la suerte que les estaba reservada, así fueron el juguete del determinismo signado por los acontecimientos: Como reserva de mano de obra fueron sacados progresivamente de los campos de concentración para trabajar en los campos agrícolas, las minas, la aeronáutica… Los españoles del exilio ejercieron todos los oficios: carboneros, experimentaron periplos inverosímiles, apoyaron la Resistencia, murieron en Mathausen, liberaron París.
Con la Liberación, persistió aún la lógica del Estado, una lógica administrativista obsesiva que continúo ejerciendo sobre los refugiados su impronta incomprensible. La administración francesa sigue en su continuidad sea cual sea el régimen al que sirve. Se toleró a los españoles a condición de que fueran dóciles, sumisos y subordinados a la autoridad francesa; así se les abría el camino para que los refugiados se hicieran franceses. Pero ahí, a menudo, surgía el milagro: la adquisición de la nacionalidad francesa se transformaba para los más jóvenes, en un momento privilegiado por medio del cual la escuela se volvía máquina de integración permitiendo, en un contexto económico más favorable, recrear nuevos recorridos, preñados de una dinámica social en la cual convenía, sin embargo, dejar de lado los orígenes culturales propios.
El destino de otros refugiados fue más dramático. Si en estos tiempos la memoria española despierta a su historia allende los Pirineos y se otorga los medios para decir lo que fue de los vencidos bajo el franquismo, todavía falta evocar las trayectorias de los más miserables y desgraciados, los muertos de disentería, de tifus, de las secuelas de sus heridas de guerra, de tuberculosis y de enfermedades reales contraídas en esos tiempos violentos en los campos franceses. Y, por supuesto, de aquellos – ¿cuántos fueron?- que fueron a parar a asilos siquiátricos, incapaces de soportar la intolerable situación a la que se los condenaba. Quedan aún muchos aspectos por explorar en ese terrible periodo sobre el cual se tendió un silencio tan absoluto –incluso luego de la muerte de Franco- que vino a empañar las facetas de una historia que hubo que escribir de este lado de los Pirineos.
La historia personal de Miguel Triay pertenece a la de los vencidos. Actualmente está de moda hablar de la resiliencia, fenómeno que permite reponerse después de las más duras circunstancias, pero si interrogamos su relato, sentimos un sentimiento de insatisfacción -se trata de nuevo de una narración- ante una gesta abortada. El héroe, Miguel Triay, logra zafarse de las situaciones más difíciles e inverosímiles. Varias veces escapa del peligro de ser arrestado por los alemanes. El joven Miguel es simpático, gusta a las mujeres, tiene un amor propio que defender, muestra su valor en el trabajo y su capacidad de aprender un oficio en las condiciones más adversas.
Pero cuando las dificultades han sido superadas, cuando la Liberación deja entrever un futuro más brillante, cuando los amigos menorquines se reúnen hay una extraña metamorfosis en el alma del héroe: en tan solo dos años la desilusión será total e insalvable. Dos hechos contribuyen a ello, Miguel se ve obligado, por no ser francés, a otorgar la titularidad de patrona de su taller a su esposa, situación que lo reduce a un estado de dependencia con respecto a ella. Lo que hubiera sido difícil par un francés, en esa época era intolerable para un ser cuyo orgullo es al mismo tiempo rasgo de carácter y marca cultural, aunque hoy parezca sexista.
Sin embargo, el hecho más grave tiene que ver con la situación de un militante político que no ha renunciado a la España Republicana: el proyecto de Unión Nacional, organizado por las Juventudes Unificadas Socialistas considera reemprender el combate contra el franquismo por medio de la guerrilla. Proyecto irrealista, sin duda, pero que expresa también la imposibilidad de los españoles en el exilio de reorganizarse sin la ayuda de naciones democráticas que en ese momento tienen otras preocupaciones y en que los Estados Unidos comienzan la guerra fría con los países del Este.
Para M. T., la renuncia a España es como renunciar simplemente a toda ambición. Ese sacrificio de una parte de su ser se parece a una herida narcisista en la que el compromiso individual sobrepasa el colectivo. Ante esta circunstancia, la alternativa parece ser o todo o nada, escogencia difícil que lleva a toda la familia a una estadía definitiva en el desarraigo, como lo describe su hija.
En resumidas cuentas, el relato de Miguel Triay podría ser considerado como una aventura singular, a pesar de la recurrencia de recorridos parecidos, en los choques de dos aventuras republicanas, la francesa, con sus avatares, sus restauraciones del orden monárquico, luego la instalación durable de un sistema democrático producto más de circunstancias económicas y de sus necesidades que de una visión esclarecida del mundo social reinventado en la Ilustración y reinvertido a fines del siglo XIX; la española, más inventiva, más creativa en materia de derechos sociales y, sin duda, más fresca y más imbuida de cierto romanticismo en rebelión contra el oscurantismo; España, joven república cuyas estructuras no se consolidaron a causa de las profundas divisiones políticas internas que no midieron la potencia del conservadurismo impuesto por los tiempos.
Ahora España tiene otra historia, inscrita en una integración económica gracias a la voluntad europea, a la delicuescencia de las estructuras franquistas, que el sistema democrático ha normalizado –a pesar de la monarquía-. Deseamos que esta España acoja a todos los Miguel Triay para que la República de 1931 al 1936 no sea borrada de los fundamentos de la sociedad española.

Por BERNARD SALQUES, en el libro Sable Amer de Miguel Triay. (2006), publicado en Carcassonne, Francia, por la Association familles réfugiées de 1939.

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